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14 de noviembre de 2018 09:21

La momia de guano está ‘vivita’

Los técnicos del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural hicieron el análisis. Foto: Cortesía INPC

Los técnicos del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural hicieron el análisis. Foto: Cortesía INPC

Ana Guerrero

Una momia bien conservada tiene Guano. A esta, los técnicos del laboratorio del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), le realizaron un análisis con lupa para verificar su estado. El resultado: está ‘vivita’.

El cuerpo se encuentra en exhibición en aquella ciudad de la provincia de Chimborazo. Pero para que la comunidad y los turistas puedan seguir admirándolo es importante el proceso de conservación. Y ahí es donde entran los especialistas, entre ellos, Fernando Espinoza y Carlos Vásquez.

Ambos explican que luego de que en el 2011 la momia pasara por un proceso minucioso de cuidados, que incluyó rayos gama (en la Politécnica) para eliminar microorganismos y evitar su descomposición, hubo el interés por verificar el estado actual.

Ese proceso se dio en agosto de este año. Después de los análisis, verificaron que, si bien había uno que otro microorganismo en los alrededores del cuerpo, estaba bien conservado.

Para poder sacar esa conclusión, tuvieron que aislar y esterilizar totalmente el espacio donde se encuentra la momia. Esto antes de levantar la urna que la protege. Explican los expertos que es igual de importante y riesgoso lo que puede salir hacia el ambiente que lo que pueda ingresar al cuerpo momificado. Y ahí si se pueden complicar los esfuerzos de conservación.

El cuerpo de la momia, recapitula la historiadora del laboratorio del INPC, Rita Díaz, corresponde a Fray Lázaro de Santofimia, quien se supone fue el guardián de la iglesia franciscana de la Asunción de Guano, entre los años de 1565 y 1572. Al morir habría tenido entre 55 y 60 años, y una estatura aproximada de 1,70 metros.

El cuerpo fue recuperado de las paredes de la iglesia -donde había estado tapiado- al producirse el terremoto de 1949. Se trata de una momificación natural debido a los factores ambientales que le rodearon.

Como apuntan los especialistas, hubo dos elementos principales que contribuyeron a esa momificación: que se encontraba en contacto con cal (que también ayuda a espantar la humedad) y que estaba a bajas temperaturas.

El cuerpo del fray no se momificó solo, pues, a su lado, se encontró un ratón, al que también se lo exhibe.

Luego del hallazgo, la momia fue expuesta por un largo período en la Biblioteca Municipal de Guano. En ese tiempo, sí tuvo afectaciones, como la pérdida de músculos y huesos, como se ve en el pie derecho.

Para curarse en sano y garantizar la conservación, dice Espinoza, de la mano del análisis de la momia se recomendó una capacitación para la gente del museo, desde el que barre hasta los altos mandos.

Es que se requieren de hartos cuidados: que el espacio siempre esté limpio, que no haya humedad y que no se retire la urna en la que se encuentra la momia. En caso de ser abierta, a los técnicos les tocaría volver a verificar que no hayan entrado microorganismos que deterioren a la momia. Si entran, hay que bioesterilizar.

La momia de Guano es tan famosa que incluso se encuentra en la ruta de este tipo de reliquias propuesta por National Geographic.

No es el único cuerpo momificado por medio de un proceso natural en Ecuador. En Quito, a inicios de este siglo, dice Vásquez , se encontró un cuerpo pequeño detrás del retablo de la iglesia de El Sagrario. No se sabe aún si es de niño o niña. Está en las instalaciones del INPC, norte de Quito.

Antes del estudio lo deben desinfectar con rayos gama. Aún no hay chance de ver a esta momia. A la de Guano, vaya nomás a admirar.