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31 de mayo de 2019 09:55

Los ‘trompuditos’ andan faltos de personal e instrumentos

La Banda Municipal se instala en la Catedral. Cumplirá 86 años. Foto: Betty Beltrán / ÚN

La Banda Municipal se instala en la Catedral. Cumplirá 86 años. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán
(I)

Con la mano en la pena están los integrantes de la Banda Municipal de Quito, no ve que desde hace tiempo les hace falta personal e instrumentos. De ahí que, sus interpretaciones en las retretas que se activaron en el Centro Histórico no suenan con el poderío de antes.

Justo ayer, 30 de mayo del 2019, la agrupación estuvo, a las 11:30, en el atrio de la Catedral. Se le veía medio alicaídos, tristes… Y el público bailaba y aplaudía, sin saber el problema por el cual atraviesan los ‘tormpuditos’.

De aquel lío da cuenta el propio director de la Banda y arreglista, Óscar Aimacaña. Cuenta que ahora el grupo tiene 35 miembros y con ese número están extremadamente disminuidos; antes eran 69 músicos y solo para 1995 quedaron en 53. Muchos de ellos se jubilaron y no se han cubierto las plazas.

El déficit no es solo cuestión de personas, también se suma el de instrumentos.
Solo por poner un ejemplo, si antes eran cinco tubas hoy hay tres; hay más: el músico tubista está tocando la percusión. Con esos desequilibrios considerables, puntualiza Aimacaña, “la sonoridad de la Banda está en riesgo”.

Así que en cada presentación, para salir con decoro, hacen milagros, dice. Claro que, admite el Director, el problema no es de ahora, lo arrastran desde hace 15 años, aunque la real crisis se instaló en las dos últimas administraciones (Barrera y Rodas).

Con tremenda cruz encima, ahora solo ruegan que “en esta administración se compadezcan y se acuerdan de la Banda”. Rememora que han hecho un sinfín de gestiones, pero “naranjas” con ayudarles. De ofrecimientos no pasaron en los años pasados.

Pero es urgente esa ayuda, pues Quito se merece una banda con todas las de ley y “ojalá se reestructure y quede técnicamente bien conformada”, afirma. O sea, que se cubran las plazas y se compren instrumentos.

Porque el lío no es solo con las tubas, en los saxofones hay un desequilibrio fuerte porque técnicamente debería haber seis saxofones altos, pero solo hay tres. Y a veces uno de esos músicos se enferma y se presentan a los eventos solo con dos.

En la percusión también hay desequilibrio, porque dos músicos de esa línea armónica mejor se fueron a trabajar en otras dependencias municipales porque los sueldos no eran atractivos, considera el Director.

Con esas deficiencias, a los ‘trompuditos’ ni se les ocurre tocar música clásica o semi-clásica. Como el grupo no está completo, incluso se limitan para interpretar boleros o pasillos, y si se lanzan con pasacalles suenan con las justas, admite Aimacaña.

Si sale bien la interpretación es, a ojos cerrados, por el mérito de los arreglos que hace el Director y obviamente a los ejecutantes que luchan por tocar y alegrar el corazón a los chullas que pasan por la Plaza Grande.

Las retretas están de vuelta

Antes del arranque 
del Quitunes, una iniciativa para impulsar el turismo en el Centro Histórico, la Banda Municipal tocaba tres veces a la semana: lunes, miércoles y viernes, en tres tandas.

En la esquina de la Mejía y García Moreno, a las 09:00; en la Venezuela junto al que era el Innfa, a las 11:00; y a la 13:00 en el atrio de la Catedral.

De ahora en más, si no hay otra disposición de las autoridades municipales, serán los martes y jueves, mencionó el director y arreglista Oscar Aymacaña.

Las retretas
se extienden por 50 minutos y comienzan con un tema internacional, seguido con música tropical y luego a la tradicional ecuatoriana. En este último punto es cuando los peatones no resisten y se echan un pasito con los temas de los ‘trompuditos’ que para el 11 de junio estarán celebrando su cumpleaños 86.