Naturaleza, Mina y Mateo Kingman
Buscar en la naturaleza los sonidos precisos para crear música que invite a la conservación del ecosistema, es lo que motivó a Mina y Mateo Kingman para formar parte del proyecto Pukará.
Con esa misión, ambos se aventuraron hacia el Parque Nacional Cajas, en Azuay, y el bosque de Polylepis, en el páramo de Tigua, en Zumbahua, para grabar al rocío, riachuelos, al viento, palos, piedras y aves, para llevar esos sonidos a un estudio.
“Procesar ese material fue vital para que la gente sienta cada sonido”, menciona Kingman, mientras que para Mina, estar allí le permitió que su lírica fluya. “Hay personas que sudan hielo seco en esos rincones”, admite ella.
La canción fue exhibida en público por primera vez en la gala de los premios Latinoamérica Verde en Guayaquil.
En el proyecto también trabajaron el cineasta Sebastián Cordero, el artista urbano Apitatán y el chef Diego Gutiérrez.
Proyecto
Ivis Flies y Mateo Kingman recorrieron el país para determinar qué sonidos pueden ayudar en el proyecto.
Mina exploró los lugares y grabó los sonidos, para iniciar su lírica.
Cada uno grabó su propuesta y luego la fusionaron.