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Futbolero
27 de marzo de 2017 12:59

A Roque lo cuidan dos ángeles

Joel Roque Cuero en las canchas de  la Espe. Foto: Antonella Quiñónez/ ÚN

Joel Roque Cuero en las canchas de la Espe. Foto: Antonella Quiñónez/ ÚN

Redacción Deportes

Roque Cuero, de 17 años, fue premiado por AFNA como el goleador de la categoría sub 16 la temporada pasada. El guambra anotó nada más y nada menos que 27 goles a favor de Clan Juvenil, su equipo.

Llegó desde hace un año al club sangolquileño luego de abandonar las filas del Deportivo Azogues.

Roque juega como delantero desde que inició en el balompié en su natal Esmeraldas. De un lado al otro corría con sus amiguitos del barrio tras la pelota hasta que entró a una escuela de fútbol de Esmeraldas.

Sus padres no le prestaban mayor interés hasta que el ‘profe’ Walter Sánchez (+) se lo llevó a Guayaquil. Ahí fue cuando Roque Cuero y Ángela Aguas (+) se dieron cuenta que su guagua iba a dejar la casa para cumplir su sueño.

Claro, al inicio les costó mucho porque no querían que Roque viva solo o se olvide de ellos. Pero ni modo, lo dejaron ir y ahora la familia se junta una vez al mes. Sin la presencia de Ángela, que falleció la semana pasada. Roque ahora tiene un motivo más para jugar. Ella era su hincha número uno.

Acompañaba a Roque a todos los partidos que podía “ella estaba orgullosa de mí por eso yo todo lo que hago se lo dedico a mi mami. Yo sé que me está viendo desde el cielo”.

Son cinco años desde que tremendo goleador salió de casa. Desde esa fecha se las arregla como puede para algún día, dice, jugar en el Barcelona Sporting Club. Aunque es emelecista quiere irse donde los canarios porque es el equipo, a su juicio, número uno.

Fue parte de la selección de Fedeguayas, el club La Paz de Manta, también en Liga de Portoviejo, jugó en Deportivo Azogues y actualmente debuta en la sub 18 de segunda categoría del Clan Juvenil.

Al club llegó porque anotó un gol cuando el DT de la sub 16, Pablo Bahamontes, le dio el chance de probarse. “Yo fui y le pedí que me de la oportunidad, anoté un gol y me dijo que me necesitaba urgente en el equipo”.

Ese momento fue crucial en la vida de Roque que vino a Quito a probar suerte. Ahora ha conformado una familia con sus compañeros y dirigentes. Ellos son su hogar en la ‘Carita de Dios’. “Los dirigentes, mis compañeros siempre están presentes en cada paso que doy”. El equipo lo apoya económicamente para que pueda vivir en un departamento en Quito.

En Esmeraldas, en cambio, su ñaña lo presume cada vez que puede. “Yo sé que mi hermano va a llegar muy lejos”. Ella lo espera en casa junto a su padre cada vez que Roque va a visitarlos en su ciudad natal.

Y ni de creer, el romperredes también le hace a la peluquería. Un día le vio a su ‘pana’ mientras hacía el rostro de Cristo en el cabello. Eso fue suficiente para que Roque empiece a trazar estrellas y lunas que sus compañeros le piden.

Al inicio lo abucheaban porque les hacía huecos en la cabeza, pero ahora lo buscan para que les corte el cabello y dibuje sus diseños favoritos.

Entrena todos los santos días en las canchas de la Espe o en el polideportivo de Sangolquí. ¡A Roque no hay quién lo detenga!