Mitos y verdades sobre el bótox
La toxina botulínica (mejor conocida como bótox) no cambia la expresión de la cara y ayuda a prevenir las arrugas, según el doctor Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral IDEI, con el objetivo de desmentir los mitos que existen sobre esta neurotoxina, ya que la desinformación provoca que mucha gente tenga miedo a realizarse este tratamiento.
El experto destacó la “importancia” de que el procedimiento sea aplicado por un especialista que conozca el funcionamiento de la musculatura facial. Esta sustancia se suministra directamente sobre los músculos del rostro, relajándolos, consiguiendo así que dejen de trabajar y no provoquen arrugas.
Si se aplica en los puntos exactos de los músculos faciales y con la dosis adecuada el resultado será una cara con un aspecto más relajado y rejuvenecido, con la mirada más abierta, pero conservando la naturalidad y expresión del rostro, explica el doctor.
El mejor uso de la toxina botulínica es antes de la aparición de las arrugas, pues, en pequeñas dosis, ayuda a prevenir su aparición.
Se trata de un procedimiento estético seguro, que se puede utilizar de forma continuada sin suponer ningún riesgo para el paciente.
La duración de los efectos es diferente en función de las características del paciente. De factores como la edad, el tipo de piel, la fuerza de la musculatura, la gesticulación o los tratamientos previos depende la duración del tratamiento, que puede variar desde los 4 meses hasta el doble.
Lo mismo ocurre con los resultados, que suelen apreciarse entre las 48 y 76 horas, siendo posible apreciar el aspecto definitivo a los 15 días.
Por otra parte, existe el falso mito de que la aplicación del bótox sirve también para dar volumen al rostro, algo que Sánchez Viera desmintió.El médico indicó que para dar volumen se utilizan rellenos de ácido hialurónico y sustancias que estimulan la producción de colágeno y elastina.
