En enero del 2020, en el cerro Casitahua se presentó un incendio forestal de grandes proporciones.

Son patrimonio natural, remanentes de flora y fauna y, claro, desfogues naturales de agua. El cuidado de las quebradas es responsabilidad de todos. De ahí que se retomó un plan de recuperación.

Las lluvias son toda una pesadilla para los vecinos de los barrios Valle del Sur y Virgen del Quinche, ubicados junto a la quebrada de Caupicho. Lo mismo pasa en el sector El Paraíso de Guajaló, ubicado junto a la quebrada El Capulí.

Tres personas fueron a parar al fondo de quebradas. Todos fueron rescatados por los bomberos.

Lunes 4 de enero del 2021, 17:00. El cielo anunciaba una fuerte tormenta, pero la lluvia se pasó en el sector Belisario Quevedo, en el centro-norte; allí cayó tanta agua que el pluviómetro de la Secretaría de Ambiente tuvo una marca muy elevada.

Una quebrada llena de basura y parques descuidados ahora lucen bien alhajas en La Josefina, en Carcelén Bajo.

Los moradores de la calle 10B del barrio La Pulida, noroccidente de Quito, escucharon un fuerte estruendo aproximadamente a las 07:15 del 23 de septiembre del 2020.

Manos a la obra se pusieron vecinos del Centro de Quito y los integrantes del proyecto Wayku. La consigna de la jornada de mingas que arrancó el fin de semana es fija: recuperar la quebrada de El Tejar.

Siempre han estado ligadas al día a día de los capitalinos, incluso, desde tiempos ancestrales. Hasta eran consideradas como una fuente de energía, el lugar que dotaba del líquido vital, la cuna de plantas medicinales y un punto de encuentro. Se trata de las quebradas. Una de ellas es la de El Tejar.

Un grupo de moradores del barrio Núñez, de la parroquia Llano Chico, en el oriente de Quito, se tomó la avenida Simón Bolívar y cerró el paso. La protesta, desarrollada la mañana del 13 de julio del 2020, buscaba pedir ayuda para que el barrio no termine en el fondo de una quebrada.

A los vecinos de los barrios de Aloasí, parroquia del cantón Mejía, suroriente de Quito, aún no les pasa el susto que dejó la inundación del pasado 2 de noviembre del 2019.