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23 de diciembre de 2016 15:22

La Quito Sur, montón de sitios emblemáticos

Los vecinos de la Quito Sur posan en las afueras de la iglesia que fue levantada en 1977 y por gestión del recordado padre José Carollo (de origen italiano). Fotos: Armando Prado / ÚN

Los vecinos de la Quito Sur posan en las afueras de la iglesia que fue levantada en 1977 y por gestión del recordado padre José Carollo (de origen italiano). Fotos: Armando Prado / ÚN

Betty Beltrán

A la Quito Sur le sobran los lugares emblemáticos, pero el que más le distingue es la iglesia. Antes, las eucaristías se celebraban en el parque 20 de Enero y luego en la Escuela Guayasamín.

Pero con fe y esperanza, los moradores del barrio comenzaron a colaborar con material de construcción y, con la ayuda del padre José Carollo, levantaron un galpón de madera; posteriormente la iglesia. Y solo en mayo de 1977, se erigió la nueva parroquia de Cristo Resucitado; en esa época se construyó la iglesia de la Quito Sur, que fue consagrada el 19 de abril de 1979.

Desde el mismo día que el padre Carollo pasó a compartir con los pobres del sur, organizó varios servicios sociales en la denominada Fundación Tierra Nueva.Otro sitio icónico de la Quito Sur es la cancha de la Liga Barrial, la cual funciona en El Calzado.

Los vecinos no saben cómo así le ubicarían por allá. No se queda atrás aquel espacio verde que está en el centro y a lo largo de la avenida Cardenal de la Torre. Allí, cuenta Franklin Gordillo, se juntan deportistas para jugar desde ‘rummy’ hasta pelota nacional. Incluso básquet, fútbol, cocos, 40...

Y como si no fuera suficiente, la Quito Sur tendrá, dentro de unos meses, otro lugar emblemático: una de las estaciones del Metro. Por todo esto, los vecinos están muy contentos y saltando en chulla pie.

La Quito Sur comenzó a configurarse por 1974, con el nombre de Hacienda Uno y luego Mena Uno. Nació de la lucha popular, así que los beneficiarios de la tierra se reunían, cada semana, en el estadio de la Universidad Central, recuerda Julio Ayala.

Historia. La Quito Sur comenzó a configurarse por 1974, con el nombre de Hacienda Uno y luego Mena Uno. Nació de la lucha popular, así que los beneficiarios de la tierra se reunían, cada semana, en el estadio de la Universidad Central, recuerda Julio Ayala. 

Todo el sector era montes y quebradas, agrega Patricio Garcés. Posteriormente, el Banco Ecuatoriano de la Vivienda levantó las casas de tres clases y a 20 años plazo. Según José Pallo, el gestor del barriada fue Carlos Rodríguez Paredes.

Para acceder al nuevo barrio, los vecinos tenían que caminar por los rieles del tren hasta la Güitig, pasaban por una quebrada con un puente de palos.

Ese era el trajín para llegar a sus nuevos hogares que tardó muchos años para contar con los servicios básicos. Para lavar la ropa, los vecinos tenían que ir al río. Al inició eran unas 100 familias.

Julio Ayala (izq) y  Juan Villarruel (der.) se conocen de toda la vida. Fotos: Armando Prado / ÚN

Julio Ayala (izq) y Juan Villarruel (der.) se conocen de toda la vida. Fotos: Armando Prado / ÚN

Los pionerosque vieron el progreso de su quito sur

La Quito Sur tiene un montón de personajes que merecerían estar en este espacio. Así que elegir uno o dos fue superdifícil. Con dificultad se escogió a Julio Ayala, de 70 años; y a Juan Villarruel, de 88 años. Dos pioneros del barrio de su corazón.

Don Julio admite que desde guagua se preocupó de las cosas del barrio, quizá siguiendo el ejemplo de su padre, quien fue uno de los fundadores. Así que toda su vida ha estado al servicio del vecino, no en vano se vinculó con el padre José Carollo, en las comunidades de base.

En ese sentido ha participado en la vida del barrio, tanto en la parte pastoral cuanto en la cultural. Como fue catequista, conoce a toda la barriada y, en la medida de sus posibilidades, le gusta ayudar. Lo hará con entera voluntad, dice, hasta cuando Dios lo tenga con vida.

Su ejemplo a seguir, confía don Julio, ha sido el Padre Carollo, “un hombre cuya opción fueron los pobres y los enfermos”. Hoy forma parte del Grupo Esperanza de Tener Voz.

Otro hombre invaluable del barrio es don Juan. Él fue uno de los primeros habitantes que llegó a la tierra donde se levantaría el barrio Quito Sur.

Una de sus siete hijos cuenta: “mi papá fue pionero y apenas le entregaron el terreno se vino a este sitio para construir la casa de la familia”.

Lo hizo con sus manos, aprovechando sus conocimientos de albañilería. Y ni bien levantó las paredes, trajo a su familia desde la Jipijapa. No había luz ni agua, pero estaba contento con la casa propia porque, como tenía familia numerosa, “los dueños de casa ya no le querían arrendar”.

Al padre Carollo le guarda mucho cariño, “es que fue un apoyo para toda la barriada de la Quito Sur”.

La clientela de la hueca de doña Ana es abundante y se va satisfecha. Foto: Armando Prado / ÚN

La clientela de la hueca de doña Ana es abundante y se va satisfecha. Foto: Armando Prado / ÚN

Las papas con cuero se venden desde hace 45 años

Hay muchas huecas en la Quito Sur, pero la reina es la Picantería Anita. Ya lleva 45 años funcionando en el corazón de esta ciudadela y, con el paso de los años, la clientela se incrementa.

Allí se vende diversidad de platos: papas con cuero y papas con librillo, pero lo que más gusta es el toque delicioso del ají de maní.

Este sitio del sabor está ubicado en la Juan Calderón, junto al mercado del barrio. Y los fines de semana, en la pequeña calle se forma una hilera de vehículos, porque los comensales son muchos.

Ana Molina, de 78 años; y Julio Naranjo, de 81, son los dueños del negocio. La picantería surgió de la nada, pues resulta que la pareja se trasladaba, todos los domingos, de San Juan(donde vivían) a la actual Quito Sur. Y ahí vieron la oportunidad de vender comida caliente.

Ese desplazamiento era con el fin de asistir a las sesiones que, cada domingo, se realizaba en ese lugar con el fin de acceder a la tierra y luego levantar sus viviendas.

Doña Ana cuenta que en unos canastos comenzó a llevar arroz con tallarín, jugo de carne y frescos. Cada plato lo vendía a 1 sucre, y solo hasta las 14:00. Y los comensales iban satisfechos. Con el tiempo se especializó en las papas con cuero y librillo. Últimamente, el fin de semana, vende tortillas y yahuarlocro.

Hace poquito tiempo, solo cuando se jubiló de su actividad de albañil, don Julio acompaña en el negocio a su esposa de toda la vida. Y orgullo recuerda que el secreto de su hueca es el ají de maní, el cual se muele a mano. Y las ollas quedan vacías antes de las 15:00 de la tarde.