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24 de marzo de 2020 10:20

En 56 mercados se aplican medidas de control a clientes

Taxis y autos esperaban a compradores afuera del mercado de Chiriyacu, ayer

Taxis y autos esperaban a compradores afuera del mercado de Chiriyacu, ayer. Foto: Julio Estrella / Últimas Noticias

Sara Ortiz
y Ana María Carvajal
Redactoras (I)

A partir de este 24 de marzo del 2020 rigen nuevas restricciones para la compra de alimentos en los 56 mercados que funcionan en Quito. Solo una persona de entre 18 y 55 años por familia podrá ingresar en esos establecimientos, de 08:00 a 16:00.

A la medida Hoy no circu­la, que permite transitar en autos particulares según el último dígito de la placa (pares martes, jueves y sábado e impares lunes, miércoles, viernes y domingos) se suma un nuevo tipo de restricción para hacer las compras: según el último dígito de la cédula.

El Cabildo dice que si una persona puede ir al mercado un día, pero la placa de su carro tiene restricción, deberá movilizarse en taxi o a pie. La otra opción es esperar al fin de semana para ir de compras.

Ayer, en los mercados se veía un estricto cumplimiento de las disposiciones de salubridad: vendedores y compradores usaban mascarillas, guantes y gel antibacterial.

Pero en las ferias, en cambio, había aglomeraciones, gente sin tapabocas, y ancianos y mujeres con bebés ofreciendo distintos productos.

Ese es uno de los puntos problemáticos en la urbe. Juan Pablo Burbano, exsecretario de Seguridad, relató que una de las causas de su renuncia fue su negativa a realizar operativos en la zona, por el riesgo de contagios del personal municipal y policial, y por las dificultades que representaría un desalojo.

“Si no vendemos no comemos”, repetía una pareja octogenaria, en su puesto de plátanos afuera de San Roque. En ese sector pululaban decenas de vendedores informales, quienes promocionaban todo tipo de productos. “Lleve la mascarilla lavable”, gritaba una mujer. Otros ambulantes ofrecían papel higiénico, gel y “40 limones por un dólar”. La mayoría usaba guantes y cubrebocas. Sin embargo, entre la gente protegida se veía un gran grupo que no usaba nada.

Eran habitantes de calle, cuidadores de carros y personas con adicciones. Entre este grupo había comerciantes a quienes simplemente no les gusta usar el equipamiento para prevenir contagios del covid-19

En la puerta de San Roque había un cartel con la frase “sí hay atención”, pero los clientes debían tener mascarilla y guantes; solo ingresaba una persona por familia y estaba prohibido el paso de embarazadas, niños y tercera edad.

Un guardia privado controlaba. Así se alistaban los mercados para aplicar las nuevas disposiciones del alcalde Jorge Yunda, quien propuso al Comité de Operaciones de Emergencia (COE) la regulación de ingreso a estos centros.  
En Santa Clara y Chiriyacu había más control en la entrada y en los alrededores.

En el primero hubo poca afluencia, aunque los puestos rebosaban de frutas, legumbres, verduras y tubérculos. “No hemos subido los precios, pero sí hay escasez de algunos productos”, comentaba una vendedora.

En Chiriyacu (sur) había más vendedores y clientes. Dos puertas estaban abiertas y dos, cerradas. Por una calle, cargadores sudorosos llevaban quintales de papa, arroz y otros productos hasta camionetas y carros particulares. Algunos sin mascarilla. 

En el mercado de Iñaquito no todos los puestos estaban funcionando. Unos permanecían cubiertos por lonas sujetadas con sogas. Había poca clientela y la mayoría de usuarios y comerciantes se cubría nariz y boca con mascarillas. Desde hoy, la vigilancia estará en manos de la Agencia Metropolitana de Control, en coordinación con Policía y Ejército.