De piletas a los grifos, así se dotó de agua potable a Quito
En la actualidad 99 de cada 100 habitantes de Quito tienen acceso al agua potable, pero este recurso se trae desde cada vez más lejos. Las fuentes naturales de agua que se encuentran cercanas a la ciudad ya se están agotando y solamente abastecen a un determinado sector de la capital. Se trata de un dato para tomar en cuenta cuando este miércoles 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua.
Esto no ocurría en el Quito de hace más de un siglo, cuando el recurso hídrico estaba cerca y era abundante, aunque con una inadecuada distribución.
El agua llegaba a las piletas desde? Y era distribuida por un personaje conocido como el 'aguatero' quien entregaba el líquido vital desde las plazas en pondos a todo el Centro Histórico, así narra Emilia Vallejo, jefa de museología de Yaku Museo del Agua de Quito.
Posteriormente la historia del agua en la Carita de Dios toma un giro, pues inicia una preocupación por distribuirla a la ciudad. Desde el siglo XVI, en Quito, la gente que se instaló en las zonas cercanas a las fuentes de agua del Pichincha aprovechó este recurso con diferentes normas para su uso adecuado. Así transcurrieron las décadas, hasta que en 1877 se construyeron los primeros encauzamientos del recurso hídrico provenientes del Atacazo y La Chorrera, en la parte alta del sector de San Juan.
A partir de las primeras obras, cuatro son los hitos históricos que hablan de cómo ha sido la dotación y acceso al agua potable en la ciudad. Carlos Espinosa, gerente de operaciones de la Epmaps, lleva más de 30 años involucrado en esta tema y explica que las primeras fuentes que abastecieron venían de la cordillera occidental del Pichincha, Atacazo y Lloa.
El primer momento en la historia del agua potable ocurre en 1913, dice Espinoza, ya que se entregan los primeros tanques de reserva en el barrio El Placer, ubicado en el centro de Quito. A ese lugar, los habitantes viajaban hasta las fuentes de La Chorrera para tomar el agua y la gente adinerada tenía sus casas para descansar el fin de semana. Ahí en las laderas del Pichincha.
Para Espinosa, la gravedad que se ejercía desde esa parte alta de la ciudad fue la principal razón para construir los tanques en ese sitio y garantizar que el agua llegue con fuerza a las casas de la urbe.
Luego, en la década del 50, con el crecimiento de la población, que casi se duplicó en número de habitantes, comenzó la expansión desde el Centro Histórico hacia el norte y sur. En ese entonce, el agua llegaba hasta el Colegio Mejía (norte) y la Villa Flora (sur).
Para los 70, se construyó el sistema de abastecimiento de Puengasí, para canalizar el agua desde el Cotopaxi y cubrir la demanda hasta la avenida Naciones Unidas en el norte y la vía Morán Valverde, en el sur.
Fue en lo años 90 donde ocurre la reciente obra de dotación del agua con la inauguración de la planta de Papallacta (parte oriental). Con ella se duplicó la oferta del líquido vital para Quito hasta los extremos que se conocen actualmente. La última planta se construyó cerca a la anterior, en la zona de Palugillo, ubicada en el nororiente de Quito, para brindar el servicio a las parroquias ubicadas al oriente de la capital.
Por motivo del Día Mundial del Agua el Museo de Yaku inaugura este miércoles la Muestra Itinerante del agua, es decir que el museo se trasladará a los diferentes barrios, para educar a los vecinos sobre el uso que debe tener este recurso que se está agotando.
La muestra arrancará con recorridos en los barios vecinos, sin embargo, está abierto a la posibilidad de acudir al lugar donde se lo requiera. Para ello puede comunicarse al teléfono 02 2 511100 ext. 118 y solicitar la visita de Yaku. La muestra es gratuita y permanecerá más de un día.
