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22 de diciembre de 2016 16:50

La chicha, toda una tradición

Comunidades indígenas mantienen algunas tradiciones ancestrales. Foto: Referencial

Comunidades indígenas mantienen algunas tradiciones ancestrales. Foto: Referencial

Redacción Últimas Noticias

Los rituales siguen vivos en las comunidades indígenas. Uno de ellos es el de las denominadas botijas. La chicha de jora era considerada como sagrada y los indígenas enterraban esa bebida en grandes recipientes de barro por largos períodos. Decían que era para mejor su calidad.

En la comunidad indígena-campesina de Gullanzhapa, de la parroquia cuencana de Tarqui, la práctica se mantiene. El ritual de la botija está presente en las fiestas religiosas como la que vivieron el fin de semana en honor a la Virgen de la Inmaculada.

Este año, la celebración, empezó en jueves y terminó el domingo. La farra se fue de largo y se dio entre la casa del prioste y la plaza central de la comunidad.

La botija fue uno de los elementos centrales de la celebración. Ya entrados en gastos, los familiares y amistades de los priostes ofrendaron el denominado huichi. Estas son pailas y canastos llenos de alimentos preparados para que el prioste, a su vez, comparta con las personas que asisten a la fiesta.

Otros, en cambio, entregan por separado bebidas, hortalizas, legumbres, granos, cuyes, gallinas… para preparar la comida, que se ofrece a los visitantes durante los cuatro diotas que dura la fiesta.

Por lo general, se sacrifica una vaca y más de 150 cuyes.

Entre lo compartido estuvo una paila con mote, tres pollos enteros y todo cubierto con 20 cuyes asados. Además, un cerdo hornado, tres canastas con papas y granos, botellas de licor y la botija que contenía 50 litros de chicha.

Los alimentos fueron llevados en procesión hasta la casa del prioste, acompañados de música de banda de pueblo, vacas locas y el estruendo de cohetes que alertaban que iba en camino otro huichi.

La botija -adornada con flores, frutas, cintas- fue llevada en andas y lideraba el colorido desfile. Ala casa del prioste llegaron seis botijas donadas por las familias Arpi, Lojano, Merchán y Chicaiza. Fueron colocadas en un sitio visible para todos. El domingo, en el último día de la fiesta, se cumplió el ritual especial de la botija simulando lo que hacían los ancestros.

El dueño de cada botija se disfrazó de toro y se realizó una especie de corrida por los alrededores de la vivienda. Además, intentó ingresar a la cocina para regar los alimentos.