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19 de noviembre de 2018 09:59

Candidatos hay como canguil

Ahí están los precandidatos a la Alcaldía. No están todos porque algunitos aún andan buscando quién les auspicie. Fotomontaje: Kléber Moreno

Ahí están los precandidatos a la Alcaldía. No están todos porque algunitos aún andan buscando quién les auspicie. Fotomontaje: Kléber Moreno

Redacción Últimas Noticias

El fervor cívico por la capital de los ecuatorianos y el amor por esta ciudad cosmopolita desborda hasta la olla del Panecillo. Tanto es así que da la impresión que todo el mundo quiere ser el Alcalde que, quién sabe, recién posesionado le toque en suerte inaugurar el Metro.

En estos días se encuentran en el corre corre de las inscripciones de sus candidaturas así como de sus buenas intenciones, o sea, los consabidos ofrecimientos de campaña, que como no se escribirán en piedra, solo quedarán como otras promesas más que se llevó el helado viento quiteño.

Son un montón los comediditos de turno los que quieren llegar a ser vecinos de al frente del ciudadano que se mueve por los pasillos de Carondelet.

Como la diversidad está de moda, ese grupo de aspirantes a primer ciudadano de la capital están unos noveleros, algunos que no han sido, uno que ya fue, y otros que nunca serán.

Será que los quiteños comunes y corrientes, por estar ocupados produciendo para que el país no quiebre, no nos hemos dado cuenta del crecimiento de la ciudad y que por eso, como nunca antes los candidatos a ocupar el sillón de Rodas hay como mote, mejor dicho, como canguil, para estar más apegados al tema y la circunstancia electoral.

La masiva concurrencia a participar en la lid electoral por llegar al Municipio no ha dejado de ser motivo de preocupación para el CNE, que en lugar de papeleta tendrá que imprimir sábanas. Son tantos que superarán a los pilotos inscritos en la tradicional carrera de coches de madera.

¿Será que creen que el burgomaestre Rodas, que el próximo año rodará hacia la desocupación, dejó la vara muy baja como para ser fácilmente superado en su gestión? Lo cierto es que están alborotados y con ganas de servir a Quito en cuanto a baches, caos vehicular, basura, tarifa de buses y trampolín a la fama.

Como no hay amor sin interés, aunque se trate de Quito, sería de meditar para diferenciar a los que se lanzaron por capaces de aquellos que lo hicieron por noveleros o audaces. Mientras, el saliente tendrá tiempo para aprenderse de memoria la frase: ¡Me voy de la alcaldía de Quito, aunque pierda mi banquito! Kléber