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7 de abril de 2020 10:37

Las caudas se guardan

Ceremonia de la Reseña de la Santa Cruz o Arrastre de Caudas

Ceremonia de la Reseña de la Santa Cruz o Arrastre de Caudas suele hacerse en la Catedral. Foto: Archivo /ÚN

Betty Beltrán

Hechos una noche andan los sacerdotes eméritos que forman parte de uno de los rituales más sonados de la Semana Santa: la Reseña de la Santa Cruz, más conocido como el Arrastre de Caudas. Es que, para ellos este rito “es como la Navidad para los niños. Quienes iban a participar estaban bien ilusionados”.

Esta última frase es del padre Froilán Serrano, maestro de ceremonias de la Catedral Primada de Quito y también párroco de la tradicional iglesia de El Belén, ubicada en La Alameda.

En la Catedral es donde se realiza, cada Miércoles Santo, esta escenificación única en el mundo y que por la pandemia del covid-19 no podrá desarrollarse este año para evitar posibles contagios.

El momento cumbre es cuando el Arzobispo de Quito, revestido con una capa magna de color rojo, bate una bandera negra de seis metros y en la que está fijada una cruz roja. Alrededor de él, mientras se escucha el himno Vexilla Regis (Banderas del Rey), se ubican canónigos de negro entero.

¿Quiénes son esos personajes que participan en este homenaje al sacrificio de Jesús? Son sacerdotes canónigos que, con el nombramiento del Arzobispo, asumen su ministerio en la Catedral. Al momento son 12 y forman el llamado Cabildo Eclesiástico, el ente de autoridad que gobierna una diócesis, apunta Patricio Guerra, cronista de Ciudad.

Al ser un cargo de prestigio dentro de la Iglesia, antiguamente tenían ocupaciones bien definidas; por ejemplo, el racionero, el perdiguero… oficios para hacerlos al interior de la Catedral, agrega el funcionario municipal.

Durante la Reseña de la Santa Cruz, los canónigos se meten en la piel de varios personajes: deán, decano o jefe (el más antiguo), arcediano (segunda dignidad), chantre o cantor (lleva la gran bandera negra), maestre de escuela, tesorero (guarda los tesoros de la Iglesia), doctoral o sabiduría, penitencial y celebrante (el Arzobispo).

Y ¿qué hacen cuando no están ultimando los detalles de la Reseña? Todos los santos días, asisten al culto de las 07:00, en la Catedral. Luego vuelven a sus parroquias eclesiásticas, otros a la Curia donde trabajan o a sus casas donde viven tras jubilarse del servicio pastoral. La mayoría de los canónigos pasa de los 65 años de edad.

Con el deán a la cabeza, los eméritos también se dedican a organizar todas las liturgias y celebraciones que, a lo largo del año, tienen lugar en la Catedral Primada de Quito.

También tienen asistencia obligatoria todos los días y ocupan las curules del coro alto, aquellos asientos que van alrededor del trono de la sede del Arzobispo.
Con la suspensión de ese acto debido a la emergencia sanitaria que se vive en el mundo, los canónigos dejarán para el próximo año los cantos gregorianos que, junto a las monjitas franciscanas, acostumbran a interpretar en la Hora litúrgica de Vísperas. O sea, unos minutos antes de emprender la procesión por el interior de la Catedral y revestidos con sus caudas de negro intenso.