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13 de abril de 2018 06:43

Amigos y familiares mantienen la esperanza

Momentos de dolor y tensió se volvieron  la noche del jueves 12 de abril del 2018 en la Plaza Grande, centro de Quito. Foto: Ifredo Lagla / ÚN

Momentos de dolor y tensión se volvieron la noche del jueves 12 de abril del 2018 en la Plaza Grande, centro de Quito. Foto: Ifredo Lagla/ ÚN

Paola Gavilanes

Con las arengas “¡Nadie se cansa, hay esperanza! ¡Vivos se llevaron, vivos los queremos!” entonadas a todo pulmón, con el corazón en la mano y derramando lágrimas, amigos, familiares, conocidos del equipo periodístico secuestrado por grupos armados en Mataje, Esmeraldas, se reunieron nuevamente en la Plaza Grande la noche del jueves 12 de abril del 2018. Ese ha sido el lugar de concentración para exigir el retorno de los tres trabajadores de diario EL COMERCIO.

Paúl Rivas, fotógrafo; Efraín Segarra, conductor, y Javier Ortega, periodista, perdieron su libertad el pasado lunes 26 de marzo del 2018 mientras cumplían con su trabajo en la zona fronteriza con Colombia.

Las arengas sonaron, como desde hace 17 días, frente al Palacio de Carondelet. Se escucharon con más fuerza y rabia después de las declaraciones del presidente Lenín Moreno, quien ayer otorgó 12 horas a los “narcos” para exhibir una prueba de vida del equipo periodístico.

Lo hizo, tras la difusión de unas fotografías en las que Paúl, Javier y Efraín aparecerían sin vida.

Amigos y familiares llegaron a la Plaza después de escuchar las declaraciones de César Navas, ministro del Interior, en las instalaciones del Servicio Integrado de Seguridad ECU 911.

Allí, Navas otorgó información escueta. Fue abucheado por un nutrido grupo de personas que volvieron a exigir información certera. También le pidieron la renuncia.

Familiares y amigos seguirán con las vigilias hasta obtener una respuesta por parte del Estado, a quien consideran responsable de velar por la seguridad de los periodistas.

La vigilia de anoche se extendió hasta pasadas las 00:00. Generalmente, concluye a las 21:00, después de alrededor de dos horas de pedidos y exigencias a las autoridades.