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21 de mayo de 2020 10:34

Las vigilias se replican por todo Monjas Alto

Los vecinos hacen vigilancia por grupos, repartidos en cinco zonas del barrio.

Los vecinos hacen vigilancia por grupos, repartidos en cinco zonas del barrio. Foto: Cortesía Barrio San José de Monjas

Betty Beltrán

El vecino que salía de casa antes de las 05:00 para ir a trabajar era asaltado en cualquiera de los 25 sectores del barrio San José de Monjas (centro-oriente de Quito). De ahí que la máxima de “a quien madruga Dios le ayuda” se cambió por “a quien madruga Dios no lo cuida y le roban”.

La vecindad, a falta de transporte público, camina largos trechos y en medio de calles desoladas por el tema del toque de queda de 14:00 a 05:00. Y ahí, los pillos en moto aprovechaban para quitarles sus pertenencias.

En los cuatro chats comunitarios del barrio, en los cuales están 812 personas, no había día que no se contara que a fulanito le habían asaltado, que a menganito le golpearon por arrancharle el bolso..., cuenta Oscar Guamán, coordinador del Cabildo.

Impotentes ante semejante “moda”, los dirigentes y líderes barriales decidieron armar las vigilias de vigilancia. La idea era que los vecinos, en grupos de máximo ocho personas, salgan a las calles para frenar los robos que se había incrementado en las últimas semanas.

Ante eso se decidió establecer cinco zonas de seguridad en todo San José de Monjas que, según Guamán, suman 25 mil habitantes. Y mediante un cronograma, elaborado por la comisión de seguridad del barrio, alternar las rondas para cada punto.

Las salidas son a partir de las 05:00 y, dependiendo de la situación, se extienden por algo más de una hora (regularmente hasta las 06:30). Todos salen respetando las normas de bioseguridad; es decir, los vecinos llevan sus mascarillas, guantes, gafas...

Tampoco olvidan de llevar un buen palo y varios pitos, para protegerse y alertar por si ocurre alguna novedad. Y esa táctica, asegura Guamán, ha resultado tan efectiva en el lugar que los choros -de la noche a la mañana- se esfumaron y la vecindad va a sus labores en santa paz.

Ese objetivo fue socializado a todos los 25 sectores, agrega el dirigente barrial. Y “fue aplaudido por todos”. Por eso mismo, agrega Guamán, “siempre están pendientes de los vigilantes que hacen ronda, por si las moscas se requiera refuerzos o se registre alguna novedad”.

La participación ciudadana no sale con la intención de hacer daño a nadie, menos para desprestigiar el trabajo de los policías. Lo único que pretenden es cuidarse entre unos y otros vecinos.

Estas rondas empezaron hace 15 días y se prolongarán indefinidamente para no bajar la guardia y que los anuncios de robos no vuelvan a ser parte de las conversaciones en los chats de seguridad de San José de Monjas.

Porque, como dicen los vecinos, la idea es que la comunidad esté tranquilita, porque suficientes preocupaciones tienen con las consecuencias que está dejando el fiero covid-19.