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15 de octubre de 2019 11:17

Vecinos con las manos a la obra para limpiar Quito

Los vecinos, con la mano en el pecho, limpiaron a su lindo Quito de sus vidas. Foto: Eduardo Terán / ÚN

Los vecinos, con la mano en el pecho, limpiaron a su lindo Quito de sus vidas. Foto: Eduardo Terán / ÚN

Redacción Últimas Noticias
(I)

Después de que se levantaron las protestas en Quito, tras el diálogo de la dirigencia indígena y el Gobierno el domingo 13 de octubre del 2019, los capitalinos agarraron la escoba y se pusieron a limpiar. Lo propio pasó desde las entidades públicas.

En San Juan, el sábado 12 de octubre hubo un cacerolazo con quema de llantas incluida. Pero como buenos vecinos, los ‘Queridos viejos vagos’, como se hace llamar un grupo de panas y moradores del sector, el domingo 13 armaron la minga.

Ayer, 14 de octubre, una de las integrantes de la ‘pata’, Mercedes Maruri, dio cuenta de que las calles quedaron impecables, y así mismito se podía ver. Es que después de la protesta clarito quedaron en dejar papelito al barrio.

Los ‘vecis’ de San Juan, en el centro de Quito, no fueron los únicos en unirse a la limpieza. Hasta la calle Bolivia, hartos guambras de la Universidad Central del Ecuador (UCE), al igual que durante toda la jornada de protesta, trabajaban sin descanso.

Unos limpiaban, otros arreglaban colchones, ropas y otras donaciones que llegaron para los compas indígenas, pues en ese punto se alojaron y atendieron a un tuco grupo de quienes llegaron a Quito desde varios puntos del país.

Con su respectiva escoba, Gary Muzo, estudiante de Artes Plásticas, llegó tempranito. Una compañera le contó que necesitaban manos y no dudó en acudir para limpiar las instalaciones de la U. Central.

Y mientras los voluntarios estaban manos a la obra, algunos indígenas armaban viaje para regresar a sus hogares. Bien emotiva fue la despedida, por ejemplo, de un gran grupo que salió a bordo de un bus. Toditos sacaban la mano por las ventanas de la unidad y se despedían con una sonrisa.

En el grupo de voluntarios también estuvieron Pamela Moncayo y Daniela Guana. Estuvieron firmes durante los días de las protestas y ayer recordaban que tocó apoyar en todo: servir comida, arreglar las donaciones, atender heridos. Y lo hicieron bien comprometidas, como el resto de voluntarios.

Pablo Gutiérrez, estudiante de Medicina de la Universidad Católica, tampoco se quedó de brazos cruzados. Clareando el día bajaba por la calle Santa Rosa rumbo a la Patria. La convocatoria fue desde los estudiantes de la institución de educación superior.

Y como futuro galeno, en días anteriores también acudió a brindar sus conocimientos. Claro que le contaron que se solicitaba a los guambras de los últimos años de la carrera. En todo caso, a la limpieza sí se apuntó, pues “Quito quedó como ciudad de guerra”.

La minga también se replicó en las paradas del Trolebús y la Ecovía, que salieron mal parqueadas en las protestas. Y aunque participó un tuco grupo de trabajadores municipales, hubo vecinos que también se pusieron manos a la obra. Los andenes intervenidos fueron principalmente los del sur y centro de la urbe.

Con 11 días de paralización, la ciudad quedó como ‘campo de guerra’. Por eso, los chullas y no chullas la limpiaron para recobrar su belleza.