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18 de noviembre de 2019 10:49

Vecinos de La Ecuatoriana, reconocidos como ilustres

Jorge Barros, Isabel Guerra, Blanca Manosalvas, José Astudillo, Segundo Llumiquinga, Carmen Barros, María Llugcha, Teresa Ortega y Luis Espín. Foto: Eduardo Terán / ÚN

Jorge Barros, Isabel Guerra, Blanca Manosalvas, José Astudillo, Segundo Llumiquinga, Carmen Barros, María Llugcha, Teresa Ortega y Luis Espín. Foto: Eduardo Terán / ÚN

Redacción Últimas Noticias
(I)

Con música y danza los vecinos de la ciudadela La Ecuatoriana, en el sur de Quito, reconocieron a personajes ilustres que fundaron el barrio.

A eso de las 15:00 de ayer, 17 de noviembre del 2019, se dio inicio a la asamblea general, un espacio que no es solo para rendir cuentas sino para entretener y compartir entre todos, dice Nancy Rosas, presidenta del barrio.

Esta asamblea estuvo dedicada a personas ilustres que cuando nacía la ciudadela del sur de Quito dieron su tiempo, dinero y trabajo con el deseo de que La Ecuatoriana sea más grande y bonita.

Durante el evento se realizaron presentaciones de música. Para ello invitaron a grupos de jóvenes y de personas de la tercera edad de otros barrios para que se integren y sean parte de una tarde especial.

Los vecinos con talentos escondidos también deleitaron a los asistentes con presentaciones musicales. En total fueron nueve personas que recibieron el reconocimiento como parte de la Administración Zonal Quitumbe y el Directorio del Comité Promejoras de La Ecuatoriana.

Uno de ellos fue Luis Espín, quien vive cerca de 40 años en el barrio. Él llegó junto a su esposa en 1980 y empezó su negocio: una panadería de reparto a las tiendas del sitio. Horneaba pan caliente todos los días en un gran horno de leña y así su negocio creció y se hizo conocido por los vecinos por su gran sabor.

Con ello aportó al comercio del sector. Todos los moradores lo conocen y lo saludan en la calle. Aunque ya no reparte pan lo sigue haciendo bajo pedido. Desde el 2010 aprovecha el horno para cocinar chanchos, pavos, pollos y otros que le solicitan sus clientes.

Jorge Barros fue otra de las personas que recibieron el reconocimiento. Él fue en representación de su padre Segundo Barros, quien fue uno de los primeros en habitar el lugar.

Recordó que en 1970 su padre llegó a la ciudadela que se conformaba, en ese entonces, por alrededor de 600 lotes, y comenzó a trabajar para mejorarla. Sobre todo se enfocó en custodiar el líquido vital proveniente de las vertientes naturales para garantizar que todos tengan agua de calidad.

Para Jorge, el tercero de ocho hijos, la familia Barros se ha encargado de poner en alto al barrio y siempre aportando para mejorar por lo que el reconocimiento es una motivación para continuar con la labor.

Asimismo lo hizo María Teresa Ortega quien, según relata, fue la cuarta en habitar el sector. Con nostalgia recuerda que ya no quería arrendar más y su mayor deseo era brindarles a sus hijos un sitio propio para vivir y lo cumplió. A sus 82 años tiene 20 bisnietos y asegura que toda su vida y la de su familia ha transcurrido en el barrio, siempre sumando esfuerzos para que se desarrolle.

Luego del reconocimiento continuó la fiesta con las presentaciones musicales y un refrigerio que compartieron entre todos los asistentes.