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22 de noviembre de 2021 15:33

Vecinas ya pueden recibir ayuda

En el 2022 los Centros de Equidad implementarán brigadas móviles, que recorrerán barrios y parroquias rurales. Foto: Twitter Secretaría de Inclusión

En el 2022 los Centros de Equidad implementarán brigadas móviles, que recorrerán barrios y parroquias rurales. Foto: Twitter Secretaría de Inclusión

Andrea Rodríguez (I)

Entre enero y octubre de este 2021 fueron se atendieron 9 440 casos de violencia intrafamiliar en la ‘Carita de Dios’.

El coordinador de los Centros de Equidad y Justicia del Municipio (CEJ), Darío Terán, explica que el meollo del asunto está en que los hombres miran a las mujeres como propiedad y ambos miran a los niños como objetos.

No es por culpa de la tele ni de los videojuegos, Darío dice que es un patrón cultural -herencia de nuestros mayores- que justifica comportamientos violentos como el castigo físico, la violencia psicológica e incluso sexual. Todo se agrava por el alcoholismo.

En los CEJ a las víctimas se les da atención psicológica, sean directas, como mujeres maltratadas, o indirectas, como los niños o abuelitos que ven el maltrato.
También se les brinda asesoría legal, acompañamiento, patrocinio, se hace trabajo social e investigan los entornos familiares.

En Quito hay seis de estos centros: en Eloy Alfaro y Quitumbe, en el sur; La Delicia y Calderón en el norte; y en los valles de Los Chillos y Tumbaco.

El número de casos es de espanto en barrios como Solanda y La Mena. Otro barrio en el que la violencia intrafamiliar es un problemón es La Ecuatoriana.

En el norte tampoco son angelitos. La violencia en los hogares es muy elevada en Calderón y su entorno, que incluye a sectores como Marianitas y Carapungo.

Mayra Guzmán, trabajadora social en el Centro de Equidad y Justicia de Tumbaco cuenta casos dramáticos: Carmela C. fue denunciada por sus vecinos luego de que sus cuatro niñas fueron abusadas por extraños.

Estos frecuentaban la casa de la madre que tiene problemas de alcoholismo y drogas. Al momento se trabaja para entregar a las niñas a sus respectivos padres.
La atención psicológica a las menores es fundamental en situaciones como esta.

Otro caso que se atiende al momento es el de Gloria P. y Samuel J. El esposo agrede físicamente e insulta a su pareja. Pero ella se niega a denunciarlo porque considera que es algo normal.

Darío dice que esa es una de las misiones de los CEJ: desnaturalizar la violencia intrafamiliar. No es natural ni normal que una mujer sea agredida. Denunciar no agrava el problema, sino que logra que las relaciones mejoren, que haya reparación y que no haya vulneración adicional.

Mayra alerta que otros casos que se repiten luego de la pandemia tienen que ver con el descuido de los padres para que los hijos sigan sus estudios.

María T. recibió la visita de los expertos del CEJ de Tumbaco porque el profesor de su hijo denunció que Carlitos no se conectaba a las clases. Se constató que en la casa otro hermano con una discapacidad recibía toda la atención de su madre, pero Carlitos quedaba descuidado. El padre hace años que los abandonó.

En estos centros ayudan también a la prevención de la violencia. Se logra cuando los vecinos participan y toma conciencia de que los comportamientos violentos no son normales.

Darío cuenta que lamentablemente personas víctimas de violencia intrafamiliar que acuden a los centros, en su mayoría enfrentan también situaciones de pobreza. Esto se agravó con la pandemia y la crisis económica.

Él recuerda que Quito es la urbe más afectada por el desempleo
y subempleo.