Pura valla y pocos turistas en la Plaza Grande
La Plaza Grande es el corazón del Centro Histórico de Quito. Pero ahora, casi a diario, el corazón está literalmente enjaulado, en medio de un montón de vallas metálicas.
A veces dejan un huequito para que los transeúntes puedan escabullirse y observar desde la plaza el Palacio de Carondelet, La Catedral, el Palacio Arzobispal y el monumento a la Independencia.
Pero otras, pasar es más complicado que entrar a un concierto sin tener entrada.
“Tenga la bondad, no puede pasar por aquí, la plaza está cerrada”, dicen los policías que andan acomodando las vallas en uno u otro punto según el día.
Este lunes 11 de marzo del 2019 le cerraron el paso a un grupo de jubilados que gritaban: “/en vida que nos pagaran/, de muertos ya para qué, ay, todo se han de llevar”. ¿Qué peligro podían representar si, como cada lunes, solo querían reclamar por las demoras en los pagos de sus cesantías y pensiones?
Otros días cierran el lado oriental, para evitar que pasen quienes a veces protestan en contra del Municipio.
Los policías no están autorizados a dar entrevistas, solo dicen que el cerco se debe a una disposición del Ministerio del Interior, para precautelar la seguridad del presidente Lenín Moreno.
Los pocos días en los que las vallas no están armadas para bloquear el paso por la García Moreno, la Venezuela, la Chile o la Espejo, están arrumadas en algún rincón y los policías, listos por si las moscas. Algunos esperan en bancas en el Palacio Municipal y por si asoma alguna protesta.
El dato El Centro Histórico es uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad. Sin embargo, los constantes cierres dificultan las visitas de gente ecuatoriana y extranjera.
