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5 de agosto de 2019 11:03

De torre de energía a basurero y urinario

Torre de energía convertida en basurero y urinario. Foto: Diego Pallero / ÚN

Torre de energía convertida en basurero y urinario. Foto: Diego Pallero / ÚN

Siempre que salgo a caminar por Quito, por más contento que esté, de repente algo me baja la alegría. Me pasó el sábado 3 de agosto del 2019, que fui a caminar por la tranquila calle La Pradera, en dirección a la Diego de Almagro, en el norte.

Entonces sentí de repente como un fogonazo un olor espantoso. Con el tremendo solazo que hacía, la pestilencia parecía mayor. Era pipí purito.

Qué asco, ¿no? Y encima había un montón de ramas secas arrumadas entre la pared y una torre de energía con base de concreto. Creo que ahí es donde alguna persona que no pudo controlar sus esfínteres dejó su gracia.

Siempre que me pasan esas cosas vuelve a mi una inquietud: no entiendo por qué la gente no comprende que en cada ciudadano está la posibilidad de tener una ciudad más limpia, sana, bonita y ordenada.

Sí, las autoridades tienen muchas tareas pendientes, pero los ciudadanos también debemos aportar.

Los vecinos piden a los dueños del terreno contiguo hacer una limpieza, porque las veredas son responsabilidad de los frentistas.

A los transeúntes 
les recordamos que hay que hacer pipí en el baño.