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14 de agosto de 2019 09:28

El tarjetero de los choferes se vuelve reliquia

Estos eran los relojes en los que, antes, timbraban para consignar tiempos. Fotos: Betty Beltrán / ÚN

Estos eran los relojes en los que, antes, timbraban para consignar tiempos. Fotos: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán
(I)

En un rincón están arrumados los relojes que eran los ‘cucos’ de los conductores y que servían para marcar los tiempos de recorrido de los buses de la Cooperativa Bellavista. Hace tres años, esos aparatos fueron sustituidos por el GPS.

Lo hicieron para abolir los excesos de velocidad y los correteos. O sea, para mantener el intervalo entre los buses a lo largo de los 17 kilómetros de la ruta que regenta la operadora: San Juan-Pintado.

La Ballevista fue creada en 1974, actualmente tiene 29 unidades y 24 de ellas están en la ruta mencionada; es decir desde Turubamba hasta Toctiuco. El resto de buses se reparte en la segunda ruta que mantiene esta operadora: Colón Camal.

Luis Calvopiña, presidente de la Cooperativa y vocero de la Cámara de Transporte de Quito, cuenta que para hacer el control a través de esta tecnología cada uno de sus buses cuenta con un GPS y se monitorea desde la oficina, ubicada en la Borbón Oe2-96 y Morán Valverde.

También tienen los ‘handy’, dispositivos de comunicación directa; así que los conductores tienen canal abierto con el operador de despacho de flota. Eso permite mantener los intervalos correctamente, agrega Calvopiña.

De esa manera, el bus no se adelanta o se atrasa. Incluso, en tiempo real, se pueden detectar las congestiones en cada punto y tomar decisiones inmediatas en caso de que haya algún desvío autorizado o no autorizado.

Cuando esto último ocurre y el conductor se quiere pasar de muy vivo le cae la sanción. Efraín Collantes, gerente de la Bellavista, recuerda que si no se cumplen las disposiciones se le sanciona. Por desvío de ruta tiene una multa de USD 20.

Pero al existir mayor control y tres capacitaciones al año, la gente ha hecho consciencia y las sanciones son pocas, agrega Collantes.

Controlan el movimiento de sus buses desde una central de monitoreo.

Controlan el movimiento de sus buses desde una central de monitoreo.

Este sistema GPS está activo desde las 05:15, porque cinco minutos más tarde sale la primera unidad desde Turubamba (sur-norte). Desde Toctiuco (norte-sur) se sale a las 05:40. La operación se cierra a las 21:30. Cada unidad tiene un intervalo de ocho minutos.

Para los fines de semana la salida de unidades es más espaciada. Para controlar el sistema se idearon dos turnos, y un tercer operador solo para el domingo.

Este avance tecnológico ha costado harto dinero. Hasta tres años atrás, los socios invertían -para los relojes- alrededor de USD 100 mensuales. No ve que cada aparato costaba USD 70; a eso se sumaba el arriendo de las tiendas donde dejaban el reloj (dos a lo largo de la ruta), que sumaba USD 25 al mes.

Con los GPS el gasto es alto, pero están contentos por la eficacia, menciona Calvopiña. Para poner los GPS en cada una de las 29 unidad se gastó USD 130 (cada una); más las comunicaciones de ‘handys’ que costó USD 15 000 para toda la flota. Y el mantenimiento de USD 600 cada mes (radio y transmisión de datos).

Esa inversión, dicen los dirigentes, vale la pena porque al final el usuario es beneficiado. ¿Cómo? Calvopiña comienza a enumerar. Uno, el pasajero tiene la certeza de que al cabo de ocho minutos, de ida o de vuelta, pasará un carro San Juan-Pintado.

Otra bondad: se evita los excesos de velocidad porque en el panel de control salta una alarma cuando los buses van a más de 40 km/h. También se puede ver la ubicación en tiempo real y si el chofer tuviera algún problema de salud, por ejemplo, la ayuda llegaría de inmediato.

En todo Quito, dice Calvopiña, el 70% de los 2 100 buses urbanos (45 cooperativas) tiene este sistema y las cooperativas con el 100% son, además de la Bellavista, Quitumbe, Trans-Planeta, San Francisco de Chillagalo, La Victoria, Guadalajara, Calderón, Qatar, Paquisha, entre otras.

De su parte, acotan los dirigentes, lo que le falta a la Bellavista es el conteo de pasajeros, de ahí que tienen en la mira instalarlo y dejar de lado los boletos.