placeholder
Las Últimas
27 de febrero de 2019 10:47

Susana, la 'profe' de la alegría

Susana Álvarez, cuando no está ataviada como la payasita Acuarela. Fotos: cortesía y Ana Guerrero / ÚN

Susana Álvarez, cuando no está ataviada como la payasita Acuarela. Fotos: cortesía y Ana Guerrero / ÚN

Ana Guerrero
(I)

Las ganas de ayudar y sacar una sonrisa surgieron desde que era muy pequeña. Susana Álvarez Realpe es trabajadora social y la directora artística de los Clowns Hospitalarios del IESS Quito Sur.

La quiteña, más conocida en el mundo de la risa como ‘Acuarela’, desde niña, junto a sus tres hermanas, acudía como voluntaria a orfanatos, casas para adultos mayores, entre otros espacios. Asistían junto a un grupo de la iglesia a la que acudían en familia.

En esa época, conoció a un clown que llegó de Estados Unidos y fue uno de sus primeros maestros.

Susana se considera una quiteña con todas las de ley. Nació en Barrionuevo y creció en Solanda.

Ella, recuerda, se desarrolló con la educación de una madre bien estricta y siempre con la solidaridad como lección de vida. Siempre fue aventurera, rebelde e iba en contra de la corriente. Todas las luchas le ayudaron a crecer como persona.

Entró a la U y avanzó hasta el tercer año de Economía. Entonces, conoció a una trabajadora social y su labor. Le cambió la perspectiva profesional y se enamoró de la carrera, “con la que se da amor y se apoya a la gente que lo necesita”.

En un día de trabajo de los clowns en el Hospital del IESS del Sur.

En un día de trabajo de los clowns en el Hospital del IESS del Sur.

A la par de su nueva carrera universitaria se fue formando para ser una profesional para sacar sonrisas. Le entró a la magia, a los malabares... Uno de sus maestros es el ya fallecido y célebre Mago Fosforito.

Con decirle que ahora hasta una empresa de animación de fiestas infantiles tiene. Eso sí, sin dejar a un lado su labor social, de la que nació el grupo de Clowns Hospitalarios.

Susana recuerda que ya con la carrera de trabajo social al hombro, pasó una época sin empleo. Luego laboró en algunos puestos, incluido uno en la Presidencia y llegó al Hospital del IESS Quito Sur.

En ese último lugar, donde aún trabaja, se topó con otra persona ñeque para ayudar, el doctor Enver Sánchez, director del proyecto de los payasitos de la casa de salud. Y no solo con él, sino con harta gente comprometida. Y se armó el grupo de 20 clowns. Andan en busca de más.

En la profesión para hacer reír ha participado, por ejemplo, en un congreso de risoterapia en Chile. También ha estado en Perú y en el Primer Congreso Latinoamericano de Payasos.

Esa pasión por la sonrisas la comparte con sus dos hijos (15 y 8 años) y su esposo. Su hijo mayor, Luis Alejandro, toca la guitarra y la batería, entre otros instrumentos. Es el músico oficial de los Clowns Hospitalarios. Y el pequeño, Martín, ya da sus primeros pasos en la batería. Su esposo también le entra al voluntariado y es mago.