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22 de enero de 2020 10:15

Rosa Elena Arteaga y sus recuerdos del básquet

Rosa Elena Arteaga es vecina de la Villa Flora y fue basquetbolista. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Rosa Elena Arteaga es vecina de la Villa Flora y fue basquetbolista. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Ana Guerrero
(I)

Nació en la antigua maternidad de Quito, frente a la Escuela Sucre. Su infancia la pasó en el Centro Histórico y desde su adolescencia no se ha marchado de la Villa Flora. Es Rosa Elena Arteaga, la madre símbolo del barrio del sur de Quito y una de las primeras basquetbolistas de la capital.

A sus 93 años, Rosa es parte del muy activo grupo de abuelitos Mi linda Villa Flora. Le entra al canto, a las manualidades y siempre comparte sus anécdotas con sus compañeros.

Tiene presente que su madre, Luisa Trinidad Arteaga, llegó desde Latacunga, provincia de Cotopaxi. Y en la capital tuvo a Rosa; es hija única, cuenta. Ambas vivieron en un departamento ubicado en la calle Guayaquil: una pequeña sala, un cuarto y la cocina. No era más que eso.

Luego, la progenitora de Rosa empezó a trabajar con las religiosas de la orden de las Hijas de la Caridad, en La Recoleta. Y ambas se mudaron a ese sector.

Más adelante fueron un poco más al sur de ahí: se fueron a vivir a la Villa Flora, cuando la madre empezó a trabajar en una fábrica fosforera.

En el barrio del sur, Rosa y su madre intentaron adquirir una de las casas que antaño se construyeron en ese sector. No lo lograron, pero se quedaron rentando un lugar y ahí permanecieron el resto de sus vidas.

Rosa estudiaba en la Escuela 10 de Agosto y, para la secundaria, fue al Liceo Fernández Madrid.

La mujer es una de las madres símbolos del barrio del sur. Foto: cortesía

La mujer es una de las madres símbolos del barrio del sur. Foto: cortesía

Desde guagua fue una dura para los deportes, claro que se inclinó por el básquet. Recuerda que en la primaria, a ella y sus compañeras les entrenaban un grupo de militares. Les enseñaron a nadar, atletismo y básquet.

Ya en el Fernández Madrid se dedicó de lleno al balón y a las cestas. Y llegó a ser seleccionada de Pichincha. Rememora que entre sus entrenadores estuvo el mismísimo Julio César Hidalgo, recordado formador de deportistas y cuyo nombre lleva uno de los coliseos más tradicionales de la capital.

Con esa selección pichinchana, Rosa se fue de gira deportiva por la Costa, durante ocho días.

En partidos colegiales se enfrentó con selecciones como las del Simón Bolívar y el Manuela Cañizares.

Continuó en el deporte hasta los 22 años, cuando ya estaba casada y se enteró que estaba embarazada. Aunque dejó las canchas, siempre tiene presente esos años de entrenamientos.

Ahora, el compañerismo de las canchas se trasladó a los encuentros con los compas del barrio. Se reúnen para diversas actividades, como fiestas de Quito, pase del Niño, Navidad, para despedir cada año y más.