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22 de noviembre de 2018 09:28

El rey de los coches tiene seis añitos

El niño José Cuichán, campeón 2017 de los coches de madera Jorge Aguilar. Foto: Betty Beltrán / ÚN

El niño José Cuichán, campeón 2017 de los coches de madera Jorge Aguilar. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán

Se siente afortunado porque ha tenido el privilegio de ver a tres generaciones de corredores medirse en la Carrera de Coches de Madera Jorge Aguilar.

Actualmente están corriendo los nietos de aquellos primeros guambras que se lanzaron en sus bólidos, calle abajo.

Don Marco Aguilar, organizador de esta carrera emblemática por las fiestas de Quito y que oficialmente arrancará este sábado, recuerda aquellos primeros años en los cuales luchaban por posicionar a este juego tradicional. Hoy está más que alegre. “Estoy cerca de ver al primer bisnieto en la competencia”, dice con enorme satisfacción.

A lo largo de más de 40 años de carreras ha visto de todo, pero nunca a un guambrito ‘quitarán de ahí’ como el que hoy ostenta el título de campeón. Se refiere a José Cuichán, de seis años apenas, quien el año pasado no solo ganó en su categoría (6 a 9 años) sino que desbancó a los más grandes: de 10 a 12 años y a los de 13 a 16 años.

Por eso se llevó el título de campeón absoluto del 2017. Se impuso con su coche de color rojo y de 60 libras de peso; hizo un tiempo de 38 segundos, en la final que se celebró en la calle Río de Janeiro.

Su padre, también de nombre José Cuichán, continúa sacando pecho con el logro del menor de sus tres hijos. Y para defender el título, hace un mes desempolvó el coche de madera ganador para que se entrene, porque el guagua ofreció repetir la hazaña.

El éxito de Josecito, admite su padre, también tiene que ver con las bondades del coche que le fabricó. Toda la parentela metió mano: tíos, primos, hasta compadres. Se insertaron ejes de acero que fueron torneados con esmero; un mes entero para fabricar al bólido.

El modelo es igualito al coche de sus dos hermanos mayores, que también son curtidos en estas lides. Los ñaños de Josecito han quedado en los primero lugares de las eliminatorias. Pero no han ganado la final.

El más chiquito sí lo hizo y en la primera de bastos se llevó el premio mayor. Aquel triunfo se debió, además, a los entrenamientos que realiza en las bajadas de del sector de Carcelén (por el sector de Mastodontes), cercanas al barrio donde habita, Ponciano Bajo.

Allí está dele y dele, por más de tres horas. Se pone bien serio porque esa bajada es muy parecida a la de las competencias (calles Las Casas, Río de Janeiro), cuenta don José. Eso sí, siempre bien protegido: con guantes, con canilleras, con casco

Josecito es un lince para las competencias. Estudia en la Escuela República de Italia, está en tercero de Básica; y trata de darle con todo a las Matemáticas porque de grande quiere, dice, construir coches de madera con diseños basados en la ciencia.

Hacer un bólido para este tipo de competencia sí cuesta platita; para hacer el de Josecito se necesitaron USD 300, cuenta don José. Se fabricó en el pequeño taller de cerrajería que tienen sus hermanos. Cuando estuvo listo le probaron y dio una buena velocidad.

Eso infundió un poco de miedo para que el guagüito lo pruebe, pero de una aprendió los secretos de la conducción de los tradicionales coches. Demostró que sí puede y este año va con más fuerza.

Sus hermanos, de 13 y 15, también se anotaron en la lista de competidores; ellos irán en la categoría de los grandes y de pronto el hermano más pequeño les dé “para el santo y la limosna”.