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14 de noviembre de 2018 09:47

Restos podrían ser de Juliana Campoverde

Unos 400 agentes participaron  en la búsqueda de Juliana Campoverde, en la quebrada Bellavista,norte de Quito. Foto: Vicente Costales / ÚN

Unos 400 agentes participaron en la búsqueda de Juliana Campoverde, en la quebrada Bellavista,norte de Quito. Foto: Vicente Costales / ÚN

Redacción Últimas Noticias

La esperanza de la familia de Juliana Campoverde tiende de una prueba de ADN. Luego de haber buscado a su hija sin descanso durante seis años, ayer, 11 de noviembre del 2018, en medio de dolor y de consuelo, recibieron la noticia de que los restos de una persona fueron hallados en una quebrada de Bellavista. En el mismo lugar donde Jonathan C., el pastor sospechoso de la desaparición de la joven, dijo haberla enterrado.

El religioso, quien permanece detenido desde el 5 de septiembre de este año, se acogió a una figura llamada cooperación eficaz. Se trata de una herramienta jurídica a través de la cual la persona procesada entrega información relevante y a cambio se acoge a una pena reducida.

La fiscal Mayra Soria, quien lleva el caso, explicó ayer que gracias a esa información se realizó la búsqueda en ese punto, y antes de que los medios de comunicación le preguntaran más datos sobre las declaraciones del pastor, advirtió que bajo esa figura no se puede brindar más detalles sobre el tema.

Víctor Araus, director de la Dinased, indicó que en la búsqueda participaron agentes del GOE, canes especializados en localización de personas y la unidad de desaparecidos de la Policía.

El operativo dio resultados. Encontraron unos restos óseos( muela, mandíbula y costilla)en el lugar donde el sospechoso dijo que habría abandonado a la joven. Aún no se puede asegurar que se trate de Juliana, advirtió Araus. Se debe esperar el resultado de varias pericias como pruebas de ADN, para determinar su identidad.

Allí, en medio de una zona cercada con cinta amarilla donde más de 400 agentes y una pala mecánica movían la tierra, Absalón Campoverde, padre de Juliana, habló sobre la pesadilla que han vivido desde el 7 de julio del 2012,la última vez que vieron viva a su hija. Recordó que la familia supo que el principal sospechoso era el religioso y dijo sentir cierta paz al reconocer que solo unas horas los separan de la verdad.

Cuando se le preguntó qué le parecía la cooperación eficaz y lo que eso implica en cuanto a la reducción de la pena del procesado, su voz se quebró, pero su respuesta fue concisa.“Lo que nos interesa como padres y familia Campoverde es encontrar los restos de mi hija. El resto no importa, si le dan 50, 70, un año, un día no me interesa. Solo quiero encontrar a mi hija porque lo que nos han hecho vivir en estos seis años y cuatro meses no es poco y no lo van a sanar con nada”.

El líder religioso también participó en la diligencia y todo el tiempo fue custodiado por policías y agentes de la cárcel de Latacunga, donde está detenido.

Él fue la última persona que tuvo contacto con la joven el día de su desaparición. Además, creó un perfil falso en Facebook para manipular a la muchacha y obligarla a que se casara con su hermano menor.

También se determinó que el día de la desaparición, él hizo una llamada desde su celular, al que le puso el chip de Juliana.