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3 de septiembre de 2020 12:31

Pilas que aún no hay remedios milagrosos

Una pareja tomó dióxido de cloro y presentó daños a la salud. El producto llegó al barrio. Foto: ÚN

Una pareja tomó dióxido de cloro y presentó daños a la salud. El producto llegó al barrio. Foto: ÚN

Redacción Últimas Noticias (I)

“¿Se cree piscina, piso o baño? El dióxido de cloro sirve para desinfectar”. Esta fue la respuesta, en una casa de salud de Quito, a un hombre de 75 años, quien llegó con un intenso dolor al nivel del abdomen. Él y su esposa tomaron el compuesto, luego de que una persona llegó a su barrio con la novedad: “sirve para prevenir el covid-19”.

La pareja de adultos mayores creyó en la proclama y adquirieron el producto. Luego de una semana de tomarlo, ambos empezaron a sentir fuertes dolores de estómago, vómito y hasta decaimiento.

La supuesta receta era una tapita del compuesto en medio litro de agua. La dosis debía aumentar conforme pasaban los días.

Una de las hijas, quien acompañó al hombre hasta el hospital capitalino, se percató del malestar. Su madre, de 65 años, presentaba molestias, pero menos intensas que el progenitor. Claro que también buscarían atención médica para la señora, más aún, con la noticia de que podían estar comprometidos varios órganos: hígado, el estómago y los intestinos.

Pablo Araujo, profesor de la Universidad Central del Ecuador, explica que el dióxido de cloro es una sustancia conocida como desinfectante. Químicamente hablando se conoce a esta desde hace cerca de 100 años. Eso sí, no hay que confundirle con el cloro común y silvestre.

Araujo añade que se trata de un fuerte agente oxidante. Entonces, cuando la reacción de oxidación se da sobre la materia orgánica, sin importar de qué tipo, como las paredes intestinales, causará destrucción. Es por eso que se lo utiliza para potabilizar el agua.

Ya en julio mismo, la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa), por medio de un comunicado, indicó recomendó no consumir ni distribuir estas fórmulas, en especial si se las comercializa por redes sociales o plataformas virtuales. No son espacios autorizados.

Por eso mismo, el experto añade que al ingerir la sustancia, el primer golpe es a las mucosas del tracto digestivo. Si esta logra pasar del estómago, los siguientes daños serán en el hígado y los riñones. La sangre tampoco se salva.

Hace énfasis en que el dióxido destruye toda la materia orgánica que se le ponga en frente. No es un tratamiento, tampoco eleva las defensas. “Es una mentira de las redes y las personas están cayendo en engaños. Las personas venden, ganan su dinero, pero causan daños a la salud”.

En julio mismo ya hubo casos de síntomas de intoxicación, problemas de daños en las mucosas. Así que no estará creyendo en remedios milagrosos para el covid-19.