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28 de enero de 2019 09:38

¿Astronautas? no, son bomberos

Los bomberos de la Unidad de Materiales Peligrosos trabajan con todas las protecciones. Foto: Julio Estrella / ÚN

Los bomberos de la Unidad de Materiales Peligrosos trabajan con todas las protecciones. Foto: Julio Estrella / ÚN

Yadira Trujillo Mina
(I)

Hace seis meses, Danny Orozco tuvo una de las experiencias que más recuerda de su carrera. Un camión que llevaba cilindros con diferentes sustancias químicas se accidentó en la Simón Bolívar.

Al llegar al sitio, el subteniente de 23 años de la Unidad de Materiales Peligrosos de Bomberos de Quito escuchaba las fugas de los cilindros. El equipo aisló 800 metros a la redonda.

Esta Unidad tiene 30 personas, distribuidos en dos estaciones: Carcelén y Amaguaña. Laboran en grupos de seis personas.

En aquella ocasión, Orozco y sus compañeros trabajaron para dejar el área del accidente fuera de peligro. Lo hicieron con temor, ya que entre los materiales había acetileno, un gas inflamable que menos pensado podía provocar una explosión. Por eso usan trajes de astronautas, aluminizado.

Las familias de estos especialistas están conscientes del riesgo. Saben que sus seres queridos salen todos los días de casa, pero no tienen la certeza de que al final de la jornada volverán.

“Viven con ese miedo”, cuenta Orozco, “pero nos sobreponemos porque lo más importante es servir a la ciudadanía”. Estos bomberos se exponen a sustancias como gas licuado, monóxido de carbono y combustibles, en el caso de los accidentes de tránsito.

Esa sensación lo volvieron a vivir el sábado 26 de enero del 2019, a la altura de la Universidad Internacional (av. Simón Bolívar); la Unidad permaneció toda la tarde en el sitio donde un tanquero con 8 000 galones de diésel se accidentó y se volteó en un costado de la vía.

Lo primero que se hizo fue descontaminar el sitio para que la reactivación de la Simón sea segura. La labor se extendió desde las 13:00 hasta pasadas las 18:00.

No todas las emergencias son iguales para este equipo. Algunas demandan más tiempo, como las mediciones que realizan en el Metro de Quito, que tomaron tres días entre monitoreos de las condiciones atmosféricas y revisiones de oxígeno y gases.

La jornada laboral de la Unidad dura 24 horas al hilo. Empieza a las 08:00 en la Estación X9, ubicada en Carcelén, con la revisión de partes y verificación de novedades. Luego acude a la instrucción, un recorderis de la Guía de Respuesta de Emergencias (GRE) por materiales peligrosos.

En esta se estudia procedimientos, protocolos internacionales y los peligros a los que se exponen, tanto los bomberos como las víctimas, en las emergencias donde hay la presencia de sustancias de alto riesgo.

Los integrantes de la Unidad tienen claro que estar bien equipados y protegidos es básico, ya que deben atender primero su seguridad para luego brindarle protección al resto.

Por norma, al reportarse una emergencia de su competencia, los integrantes de la Unidad deben estar listos en menos de un minuto y con equipo de protección.

Al llegar a la escena reportan su llegada y empiezan con la seguridad del perímetro, lo aíslan, sacan a los curiosos y restringen el ingreso. Lo impredecible es el tiempo que permanecerán en el lugar de los hechos. Eso depende de un trabajo minucioso y estricto.

Luego de la emergencia, el personal recoge todo el material usado y lo descontamina, el mismo trámite es para ellos (los especialistas). Esto porque al estar en contacto con las sustancias peligrosas de una emergencia, también corren el riesgo de una contaminación personal.

Una vez en la estación, la costumbre es dejar todo a punto para atender otra emergencia en la próxima jornada de 24 horas. Entregar la guardia al pelotón que ingresa es sinónimo de que volverán a casa y con el deber cumplido.