Quieren un mundo más inclusivo
Fer Duer tiene 28 años, sueña con un mundo más inclusivo y tolerante; pero, que también tenga políticas claras de inclusión social.
Ella es chef pastelera, trabaja como bartender en un restobar y le gusta entrenar crossfit. Es amante de los perros, cocinar y comer. ¿Algo le parece fuera de lo normal en ella?
“Me identifico como mujer, soy bisexual pero siento más atracción por las mujeres”, cuenta Duer. Detalla que haciendo un poco de memoria sentía atracción por personas de su mismo sexo desde guagua. “A los 17 se lo conté a mi familia y no fue un panorama tan bonito”, dice.
Sin embargo, con el paso de los años este panorama mejoró mucho. Su vida personal y familiar fue tomando un rumbo de amor.
Sofía Brito, comunicadora social, activista Lgbti es una mujer decidida y frontal. “Amo tener contacto con la gente, reportear y hacer investigación social”, cuenta Brito.
“Soy una mujer que ama a otra mujer y creo que siempre lo supe”, dice y añade que pasó por un período de tiempo de confusión por el entorno de una cultura conservadora, binaria y también machista"..
“Entre los 14 y 15 años tuve mis primeras experiencias lésbicas, salir del clóset conmigo misma fue duro”, dice Brito, pero a los 21 ya se logró sentir completa y ser parte de un mundo que batalla por el respeto.
Carla Ribadeneira es una joven de 27 años, amante de los perros, ingeniera en mecánica automotriz, DJ profesional y está llena de adrenalina. “Soy una mujer empoderada, que me respeto para que me respeten, soy lesbiana y feliz”, cuenta Ribadeneira.
Así como ellas hay muchas historias en Quito. Poder cumplir sus anhelos profesionales es fundamental para ellas.
“Creo que mi identidad de género no ha sido una barrera en mi vida profesional pero he sido testigo de como para ciertas amistades sí”, cuenta Duer.
“En mi anterior trabajo yo no podía decir que soy una mujer lesbiana”, dice Brito y reflexiona que la orientación sexual no debería ser una traba laboral.
Danilo Manzano tiene 35 años y es activista en derechos humanos por la diversidad sexo–genérica. Además, es director de la Fundación Diálogo Diverso que trabaja por los derechos de la población sexo–diversa en el país.
Manzano dice que “debemos aprender a comprender que todas, todos y ‘todxs’ somos parte de una gran diversidad”. Por ello, dice es importante empezar por valorar la individualidad y luego reconocer la diversidad en los otros.
“Los espacios laborales deben volverse libres de discriminación y violencia”, dice Manzano y añade que las empresas y entidades deberían garantizar la inclusión y el respeto a la diversidad sin importar las diferencias.
“Yo no quería ser la princesa, yo quería ser quien este con la princesa”, dice Ribadeneira. Siempre ha contado con el apoyo de su familia, y considera que eso ha sido fundamental para lograr sus objetivos.
“Mi mamá me dijo que es normal”, cuenta con una sonrisa dejando en claro que el respaldo emocional puede romper estigmas.
Manzano considera que es importante que se desarrollen protocolos y procedimientos para dar igualdad de oportunidades a todos, sin discriminación en los espacios laborales.
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