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31 de octubre de 2018 09:12

Ni ver ni oír del plástico en la Municipal Calderón

En el bar, la comida se entrega en platos que no son desechables. Foto: Ana Guerrero / ÚN

En el bar, la comida se entrega en platos que no son desechables. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Redacción Últimas Noticias
(I)

En la Unidad Educativa Municipal Calderón le dijeron chao a los plásticos desechables. La iniciativa de contaminar menos se adelantó hasta a las normativas nacionales.

Desde el inicio del año lectivo, en el plantel se empezó con la propuesta de eliminar de los bares y las aulas los recipientes de ese tipo y los sorbetes. Esto antes de que el Ministerio de Educación, el 9 de octubre, emitiera el Acuerdo Nº 97 sobre la regulación del uso de plásticos de un solo uso, en la lista de útiles y en las actividades escolares (incluye los bares).

En Calderón, ya las típicas fundas y platos que van a dar al basurero se reemplazaron por vajillas que se pueden volver a usar. Incluso hay estudiantes que ya llevan su propio recipiente para recibir la porción de los alimentos que adquieren en el bar.

Anita Caicedo, vicerrectora (e) de la institución, entusiasmada, dijo clarito la meta: “ayudar a cuidar el ambiente”. Y no es para menos, no ve que solo en Quito se producen más de 2 200 toneladas de desechos sólidos cada día, de estas 277 son plásticos.

Aunque ha sido duro ir cambiando los hábitos en estudiantes y padres, “no nos vamos a hacer para atrás”, dijo la vicerrectora.

Tan convencidos están de contaminar menos que en las aulas de los más chiquitos tienen vajilla propia para cuando, por ejemplo, celebran algún cumpleaños. Son cuatro paralelos y cada uno tiene un color distintivo, lo mismo ocurre con platos, vasos y cubiertos.

De las aulas de los pequeños no solo desaparecieron los plásticos desechables utilizados para los alimentos, también en las listas de útiles se disminuyeron materiales habituales para realizar manualidades, como los sorbetes.

El plantel, al que asisten 2 300 estudiantes, ya tiene distinciones por prácticas amigables con el ambiente. En el 2017, el Municipio de Quito entregó una mención por actividades como el desarrollo de huertos, uso responsable de agua, luz, etc.

Como apuntó Caicedo, las ideas están a la cola para implementar en la institución. Hasta para la colada morada se pusieron ecológicos, pues cada estudiante debía llevar su propio vaso.

Al inicio fue difícil implementar el ‘cero plásticos’ y no faltaron los estudiantes que no devolvían los platos en el bar. Pero ya se han ido acostumbrando y para mayor certeza, anunció Christian Pazmiño, de tercero Bachillerato y representante de los estudiantes en la iniciativa, ya se planteó crear un carné. Este servirá para que los alumnos lo entreguen a la comerciante a la hora cuando reciben los alimentos y lo retirarán cuando devuelvan la vajilla.

Los profes también deben ser cumpliditos a la hora de entregar los recipientes. Laura Andrade es la encargada del bar de los docentes y es fiel testigo de que sí devuelven la vajilla, sin falta. Ella, por su parte, ahorra unos USD 12 al mes de la compra de los recipientes desechables y, aunque ahora le toca lavar la vajilla, está convencida de mantener las prácticas ambientales.

Tan activos son en el plantel que hasta para definir el logo del ‘cero plásticos’ armaron un concurso y ya hay hartas propuestas de los jóvenes.

De paso, los miembros de la institución sirven de ejemplo para el resto de planteles. No ve que el Ministerio de Educación está en jornadas de socialización de la normativa que regula el uso de plásticos en el sistema educativo. Ayer fue el turno de Quito.