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17 de diciembre de 2018 11:03

En Píllaro alistan las caretas del diablo

Los artesanos de Píllaro trabajan en la elaboración de las estrafalarias caretas de la Diablada. Foto: archivo / ÚN

Los artesanos de Píllaro trabajan en la elaboración de las estrafalarias caretas de la Diablada. Foto: archivo / ÚN

Modesto Moreta
F-Contenido Intercultural

Las viviendas de los habitantes de Píllaro, en Tungurahua, se transformaron en pequeños talleres. Allí trabajan contra reloj trabajan en el diseño y confección a mano de las caretas de la Diablada Pillareña.

Utilizando técnicas antiguas, como es el uso del papel y el engrudo, dan forma a estas estrafalarias mascaras que tienen más de 150 años de tradición en este cantón de Tungurahua.

Los preparativos son para la fiesta que se realizará del 1 al 6 de enero del 2019. Durante los seis días las partidas de diablos vestidos de rojo, de siete comunidades de la urbe, se apoderan de las calles.

Desde agosto de este año, las hábiles manos de niños, jóvenes y adultos dan forma a los pómulos salientes, dientes afilados, grandes cuernos, nariz prominente y curvada, y una sonrisa amplia rasgos característicos de las caretas de la ‘Diablada’ Pillareña’.

Los talleres se encuentran repartidos en diversas partes de la ciudad. El local de Ángel Velasco ubicado en el sector de la Ciudad Nueva, en el ingreso a Píllaro, es uno de los más visitados. Cumplió 43 años de elaborar a mano las caretas de esta comparsa que fue declarado como Patrimonio Intangible de la Nación.

Las labores de Velasco se inician a las 06:00 y se acuesta a dormir a las 23:30. Trabaja 12 horas para cumplir con todas las obras que le dejaron sus clientes. “Es una tradición que buscamos que no desaparezca, mis hijos ahora nos ayudan en el trabajo”.

Desde agosto que inicia sus actividades de confección fabricará al menos 80 caretas de entre 60 centímetros y dos metros de largo. El valor de una máscara va desde los USD 60 hasta los 250. “Todo dependerá del tamaño y diseño de la careta. Eso cuesta”.

Su hija Narcisa tiene presión. Debe cuidar hasta el mínimo detalle al momento de pintar. La joven considera el más mínimo detalle con la finalidad que sus trabajos sean de calidad.

A tres kilómetros de ahí está el Centro Cultural El Pacto en el sector de Tunguipamba-Chocaló, en Píllaro. Italo Espín poco a poco da forma a las caretas con las capas de papel y engrudo. Este artista da forma a estas extravagantes máscaras que asustan.

Trabaja 25 años en la actividad y es uno de las personas que dedica a enseñar a los niños y jóvenes de Píllaro la técnica del papel engomado.