El pesebre de Santa Clara se blinda
Pocos conocen el pesebre de las monjitas de clausura del monasterio de Santa Clara (Cuenca y Rocafuerte, Centro de Quito). Por eso, y para que esta joya patrimonial de 350 años se muestre al público, se piensa protegerlo bajo una gran vitrina hecha con vidrio templado.
Ese trabajo estará a cargo de los técnicos del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) y en los próximos días se harán las respectivas mediciones, confirmó la dependencia municipal.
Se contempla colocar señalética y barreras, pues la idea es que en breve haya acceso al lugar y quienes entren se deleiten con este belén de innumerables piezas. ¿Cuántas? Ni las mismas monjitas lo saben.
La hermana Elena, encargada del cuidado del nacimiento, asegura que no las ha contado. Por eso mismo se limita a decir que las piezas tienen 350 años y están organizadas según escenas de la Biblia.
Por muchos años, el pesebre ha estado en la segunda planta del monasterio. El cuarto, de unos 35 metros cuadrados, tiene buena luz y se pueden mirar el fino detalle de las figuras grandes, medianas y pequeñas.
Con afán, la religiosa cuenta que la primera escena que se puede observar es el de la creación, con el paraíso terrenal y en donde Eva y Adán son los protagonistas, también están la serpiente y la manzana.
Unos pasos más adelante está la historia del profeta Daniel, arrojado al pozo de los leones; le sigue el del Rey Herodes con Salomé; la casa de Santa Isabel y la Virgen María; la anunciación de la María; el taller de San José; los reyes magos; el templo de Jerusalén.
Luego, la escena del Niño Jesús predicando a los doctores; la huida a Egipto. Para finalizar, se recrea el mercado de
