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9 de junio de 2017 10:20

La partida del SRI los afectó

En la explanada que está frente a la Plataforma Financiera ya se ubican los ‘enganchadores’. Foto: Ana Guerrero / ÚN

En la explanada que está frente a la Plataforma Financiera ya se ubican los ‘enganchadores’. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Redacción Últimas Noticias


Ni a los que se quedaron ni a los que se fueron les va bien en el negocio. A menos de un mes de la mudanza del Servicio de Rentas Internas (SRI) de la calle Páez a la Plataforma Financiera, hay negocios que se marchitan.

Los que se quedaron en los alrededores de la institución pública, que atendió por cerca de dos décadas en el sitio, ya han visto la baja de las ventas. Desde el servicio de asesoría para la declaración de impuestos hasta la venta de dulces ha bajado.

En locales como el de Rosa Egas, uno de los primeros en abrir en la zona, por ejemplo, se están manteniendo con los clientes fijos, quienes pese a la mudanza siguen llegando. Sin embargo, no saben cuánto durará esa lealtad, pues, como reconoce otra de las comerciantes antiguas, Angelita Díaz, a la gente le gusta que todo esté cerca. Quizá muy pocos se den el viaje hasta la zona de La Mariscal para luego cruzar la Amazonas hasta la Villalengua donde ahora funciona el SRI.

Angelita cuenta que antes del cambio de casa del SRI, bajito, ganaban unos USD 150 diarios y que,ahora, con suerte llegan a los 60. En el local trabajan seis personas y hay que pagar sueldos.

En una cuadra, frente a las antiguas ventanillas, hay nueve locales y todos andan en las mismas.

A unos pasos de la entrada principal del edificio, donde aún funcionan oficinas administrativas, está Celia Cando, con su puesto de dulces. “El SRI le daba vida al sector, ahora está muerto”. Pasó de vender, en promedio, USD 30 a menos de 10 diarios.

Hubo otros que se fueron siguiendo a la entidad pública. Con sombrillas y letreros en mano, en el ingreso a la Plataforma Financiera, al menos 10 personas ofrecen copias, declaraciones, facturas, entre otros servicios. Y ni porque en el establecimiento hay 12 instituciones -con la previsión de que lleguen unos 13 000 usuarios al día-, el negocio despunta.

Para quienes le apostaron al trasteo, casi se duplicó el arriendo. Patricio Gavidea es uno de ellos. En la Páez, él pagaba por un local USD 600 y se mudó al centro comercial aledaño al edificio de 132 824 m2. Y, ni sabe, paga USD 1 100.
Él, su esposa, su hija y tres trabajadores se instalaron desde el 1 de este mes. Pero, como dice, a la gente no le gusta caminar y recién están enganchando clientes.

Carolina Soledispa replica la historia del hombre. Ella es empleada y a diario se ubica a unos pasos del ingreso a la Plataforma, de 08:00 a 17:00. Al menos hasta esta semana, los clientes no pasaban de 10. Lo que sí subió fue el alquiler, de USD 400 a 1 200.

En los dos lados, la esperanza es la misma: que las fuentes de trabajo no se apaguen.