Rescatada tras 9 años de abusos
Heidi (nombre protegido) aprovechó que su padrastro le daba permiso para bajar desde su casa en el campo a Puerto Quito a cobrar el Bono de Desarrollo Humano. De la carretera principal a la vivienda de la joven hay 30 minutos de camino.
Cobró su bono y le contó su historia a un miembro de la Junta Protectora de Derechos de Puerto Quito. Este a su vez informó del caso a la Fiscalía. Ese mismo día la joven fue sometida a exámenes médicos legales para confirmar lo que había dicho: que su padrastro la mantenía encerrada hace nueve años, abusaba sexualmente de ella y como resultado tenía tres hijos.
“Hasta ese momento no sabíamos que la tenían retenida. Ella solo dijo que era abusada desde que tenía 15 años por su padrastro”. La investigación que comenzó con un delito sexual cambió a secuestro cuando la joven no pudo ser contactada a un número telefónico. El policía que participó en la investigación dijo que la chica desapareció después de que se conociera la primera alerta. “No teníamos forma de contactarla”.
El pasado martes, en un operativo, la Policía y la Fiscalía rescataron a la joven de 24 años, junto con sus hijos de cinco y cuatro años, y una bebé de ocho meses. Al primer vistazo, los uniformados no encontraron aldabas ni cadenas ni otros elementos que indiquen que la joven haya sido encadenada.
Sin embargo, la versión que ella entregó fue que su padrastro la amenazaba con sus hijos. Si la dejaba ir al pueblo era con la promesa de que si no volvía rápido los mataría, además de que era víctima de maltratos. En la casa había dos dormitorios. En el primero dormía el padrastro con la madre de Heidi. Hoy los dos están detenidos y se investiga si hubo colaboración de la mujer.
En el segundo cuarto había dos camas. En la una dormían los niños de 5 y 4 años y en la otra la joven con su bebé. Por las noches, el padrastro cambiaba de cuarto. Luego del arresto del hombre y madre, la Fiscalía prepara una imputación por el delito de violencia sexual y secuestro.
La joven y los pequeños fueron llevados a una casa de acogida para recibir ayuda. A los niños se les hará pruebas de ADN para confirmar la relación genética con el presunto agresor.
