Niños pierden a sus maestras
La noticia llegó en pleno Día del Trabajo: las labores como maestras del estatal Servicio de Atención Familiar para la Primera Infancia (Safpi) terminaron. Las docentes atendían a niños de tres y cuatro años que viven en condiciones de vulnerabilidad y que no pueden asistir a instituciones públicas o privadas.
Safpi inició sus tareas en Quito en el año lectivo 2018-2019. Atendió a 2 637 niños, con 129 docentes. En el 2019-2020 proyectaba atender a 3 354 menores.
Antes de la emergencia por el covid-19, las clases se daban a domicilio. Durante el aislamiento, enviaban las actividades a los representantes para que los pequeños siguieran con el programa y les guiaban.
Luego de recibir la noticia, primero por correo electrónico y luego por delegados del Ministerio de Educación, varias docentes se contactaron con los representantes de los niños para, a su vez, indicarles la novedad.
Mayra Malte, quien era la coordinadora del Distrito 5 en el programa, comparte la tristeza por la culminación de las tareas y, más aún, por el destino de la educación de los niños. La docente, quien laboraba junto a cuatro maestras, espera que haya una certeza sobre las actividades de los estudiantes, a pocos meses de la graduación. De paso, comparte los mensajes de cariño que han recibido de los niños y sus padres, por videos y hasta carteles.
“Gracias por todo profe, le quiero mucho con todo mi corazón”. Palabras como estas han recibido las docentes. Una de ellas es Yessica Riofrío, quien enseñaba a niños de distintos hogares de Zámbiza, Monteserrín y Nayón. En ocasiones, la maestra llegaba al hogar donde daba clases con pan para el desayuno, se esmeraba en preparar material didáctico y hasta mingas organizó para mejorar el espacio para clases grupales con los niños, los viernes.
Al trabajar en los domicilios, se fueron estrechando vínculos de cariño más allá de lo académico.
Ángel Anaguano, padre de uno de los estudiantes de Nayón, comparte el pesar por el final del servicio educativo. Les motivaban a los guaguas y era una buena colaboración, destaca el hombre, quien también vive la incertidumbre sobre su situación laboral. Trabaja en construcción y estudia administración.
El padre destaca que durante la emergencia las docentes ayudaron para estrechar los vínculos familiares, a través de las actividades que les hacían llegar para desarrollar con los niños.
En el grupo de Gloria Nicolalde, quien también hacía las veces de coordinadora, eran 14 maestras y daban clases a niños de los valles del Distrito. Ella indica que le comentaron que esta semana se definiría qué pasará con la educación de los niños. Afirma que, más allá de plaza laboral para ellas, las docentes piden que se garantice el legítimo derecho a la educación para los menores. Indica que trabajaban bajo la modalidad de contrato ocasional.
Durante la emergencia, una vez más, mostraron su entrega, pues daban las guías a los niños e incluso los atendían en las noches, según las necesidades.
Aunque, claro, es un hecho que ellas se quedaron sin empleo en plena emergencia por el covid-19. Gloria, por ejemplo, tiene tres hijos y era el sustento de su hogar, pues su esposo atraviesa por complicaciones en la salud. Aun así, ella se muestra positiva y dice que no queda más que emprender y salir adelante.
La docente, por ejemplo, ya contempla convertir una pequeña granja que tiene en su hogar en un modo de subsistencia.
Safpi, como informaron tiempo atrás las fuentes de Educación, se desarrollaba a través de la metodología juego – aprendizaje, considerando los aspectos cognitivo, afectivo, psicomotriz, social, de identidad y autonomía. Cada docente visitaba el domicilio de los pequeños una o dos vez a la semana por una hora. Los viernes, todos los niños del sector se reunían durante dos horas.
Desde el Ministerio de Educación, la respuesta fue que hay algunos cambios y reprogramación de proyectos. Además, indicaron que la información más específica sobre este tema se la ofrecerá esta semana.
