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4 de noviembre de 2020 12:39

El Niño tendrá fiesta ‘online’

Este año, los Yumbos de La Magdalena no podrán salir a bailar por las calles del barrio del sur. Foto: archivo de Irma Pillajo y Stalin Caiza

Este año, los Yumbos de La Magdalena no podrán salir a bailar por las calles del barrio del sur. Foto: archivo de Irma Pillajo y Stalin Caiza

Betty Beltrán. (I)

La comadre del guagua Dios de La Magdalena de este 2020 es la más jovencita de la que se tenga memoria, en más de un siglo que se realiza esta celebración en el sur. Es Irma Pillajo y tiene 42 años. Sus antecesores en los priostazgos pasaban de los 55.

Ella será la encargada de celebrar el Pase del Niño de la Nochebuena, aunque por la pandemia la costumbre comunitaria se limitará a la novena (a partir del 15 de diciembre) y a la misa central vía ‘online’.

Irma cuenta que este año no le tocaba dar la fiesta, ella estaba anotada para hacerlo en el 2030; pero, se enfermó gravemente y pidió al prioste que le tocaba este año que le cediera el turno. Y fue providencial porque, asegura, tras ese cambio recuperó su salud.

Así que, aunque no haya todos esos eventos que se acostumbra a hacer entre el 24 y el 26 de diciembre, ella guarda una gran emoción por mantener el ritual. “Somos el reflejo de una comunidad organizada”, dice, “con costumbres ancestrales dignas de ser reconocidas por el Municipio como una cultura de tradición”.

La escultura del Jesusito es de la familia Costales-Quilachamín. Mide 35 cm.
En la fiesta participan varios personajes que desde las primeras semanas de noviembre comenzaban los preparativos de los bailes. Hoy no es el caso y los hinchas de este agasajo andan con la mano en la pena.

Luis Ushiña, eterno entrenador de los pastorcitos, está apesadumbrado porque no habrá el Pase del Niño donde intervienen sus alumnos, los yumbos, los archidonas, los negros… No se escucharán las loas del Ángel de la Estrella.

Ushiña, por herencia, prepara a los pastorcitos que acompañan a la Sagrada Familia. La chiquillada que estaba en la lista le interroga: “Vea don Luis, ¿no habrá el Pase del Niño?”. En promedio suele haber 34 chicos, de entre 6 y 12 años.
Los ‘comparseros’ aumentan con delegaciones de yumbos que, junto con los archidonas y negros, pisan fuerte al son de tambores y pingullos.

Fredy Simbaña, cabecilla de los yumbos, dice que para no perder la tradición tienen planeado hacer un video para luego difundirlo entre los que más pueda.

Dice que andan bien dolidos porque hace poco falleció el cabecilla mayor y, unos meses después, le siguió el sustituto. Por eso, él cogió las riendas de los Yumbos de La Magdalena y está organizando esa grabación para honrar al Niño Jesús. Lo harán en las faldas del Ungüí.

Armar el Pase del Niño, en tiempos normales, puede llegar a costar USD 40 000. Pero se sale sin sustos, pues no faltan las ayudas con las jochas, acota Ushiña. Más allá de los gastos, la gente anhela ser prioste por la fe que se le tiene al Guagua.

Algo que es avalado por Patricio Guerra, el cronista de la Ciudad: “A través de estas fiestas se reviven las jochas o la reciprocidad, características prehispánicas y de la Colonia”, dice.

Tanta es la devoción que hasta el 2030 ya están anotados los priostes que se encargarán de hacer la fiesta. Y no hay que extrañarse, dice Guerra, “porque es una tradición muy arraigada”.

Y la comadre de este año está feliz de serlo. Repite, una y otra vez, una frase que calza con la coyuntura: “Este no es un día de fiesta, es un día para sentirnos vivos y hacer una fiesta”.