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29 de julio de 2019 10:25

Nicolás Fiallos cumple 100 y aún compone

Nicolás Fiallos apagó las velitas al celebrar su centenario de vida. Foto: cortesía Presidencia del Ecuador / EFE

Nicolás Fiallos apagó las velitas al celebrar su centenario de vida. Foto: cortesía Presidencia del Ecuador / EFE

Agencia EFE

El cantautor ecuatoriano Nicolás Fiallos celebró 100 años de vida con la mirada puesta en una nueva composición musical, que se sumará a las alrededor de 400 que han nacido de su inspiración y lo han encaramado en lo alto del pentagrama musical.

Nacido el 25 de julio de 1919 en Baños (Tungurahua), Fiallos contó ayer, 28 de julio del 2019, que su carrera musical comenzó desde muy temprana edad, pues a los 8 años “medio rasgaba la guitarra” y ya entonces daba sus primeros pasos en la composición de forma empírica.

“Hacía mis travesuras en las canciones que cantaba, (iba) aumentando alguna estrofita y así empecé sin darme cuenta lo que hacía. Más tarde ya empecé a componer canciones completas”, aseguró con una voz todavía firme.

De entonces a la fecha, cifra en unas 400 las canciones que ha compuesto entre pasillos, pasacalles, sanjuanitos y albazos, entre otros ritmos, que han sido interpretadas por varias de las mejores voces del país.

Unas composiciones que también han trascendido fronteras y se entonan en Colombia, Perú y Argentina. ‘Te quiero, te quiero’, es uno de sus pasillos más conocidos, aquel que ayudara a hacer famoso a Segundo Rosero. “Por eso es que en el mundo / no habrá nada ni nadie / que impida que te diga / te quiero, te quiero”, dice la parte más emotiva de la canción.

Su tierra le inspiró para escribir ‘Pedacito de cielo’, relató antes de lanzarse a cantar espontáneamente la alegre tonada que habla de bellos colores, flores, aves y del amor.

Fiallos se casó a los 21 años con Evelina Guevara, de 15 años, con quien estuvo casado cerca de 63 años, y con quien tuvo dos hijos.

Abuelo de 10, bisabuelo de otros 10 y tatarabuelo de uno, Fiallos se lamenta de que nadie en su familia haya seguido sus pasos.

Para componer, le gusta la soledad, estar “donde no vuele ni una mosca” y trabaja de momento en un nuevo pasillo desde su natal Baños, donde vive en la casa de una prima tras la muerte de su esposa y de sus dos hijos, aquejados por problemas de salud.

En un balance de su siglo de vida, asegura que lo más hermoso que le ha pasado fue su “bella mujer” y componer música, mientras que lo más duro ha sido la muerte de sus familiares más cercanos.