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6 de noviembre de 2018 11:41

Nariz del diablo y su zigzag

La observación de la ruta la Nariz del Diablo es la principal atracción de esta zona de Chimborazo. Foto: Cortesía

La observación de la ruta la Nariz del Diablo es la principal atracción de esta zona de Chimborazo. Foto: Cortesía

Redacción Últimas Noticias. (F-Contenido Intercultural)

Desde el mirador de Tolte, una comunidad indígena de la parroquia Pistishí, situada a 30 minutos de Alausí, se puede mirar cómo el tren de Ferrocarriles del Ecuador recorre por un complejo sistema de rieles para descender por una empinada montaña denominada la Nariz del Diablo.

Solo desde ese punto estratégico, por estar situado justo frente al cerro, se puede observar el ‘zigzag del tren’, una ingeniosa maniobra en la que el tren llega hasta un punto y luego retrocede en la pendiente.

Esta maniobra diseñada por los ingenieros del equipo de Eloy Alfaro le dio la fama al sector de ‘la ruta en tren más difícil del mundo’. La comunidad aprovechó ese espectáculo para un emprendimiento turístico.

En Tolte se ofrecen recorridos por un sendero que llega hasta el mirador para observar el tren en compañía de guías nativos, cabalgatas por la comunidad, recorridos en bicicletas, visitas a las granjas frutales y hortícolas, artesanías y un menú típico en el restaurante comunitario.

La oferta turística no solo se limita a los servicios para los visitantes y disfrutar de los paisajes de la Serranía, sino que también incluye la experiencia de compartir con los comuneros, su cotidianidad, el trabajo en las granjas, las leyendas de sus ancestros y las prácticas culturales de los puruhá.

La iniciativa, patrocinada por la Fundación Maquita Cusunchic (MCCH), comenzó con un grupo de nueve mujeres de la comunidad en el 2009, pero para el 2015 involucra a las 80 familias que habitan allí.

“En un inicio todos éramos incrédulos, no pensamos que los turistas iban a querer venir hasta acá, luego nos capacitamos, descubrimos en el turismo una oportunidad para progresar y decidimos apoyar este proyecto”, cuenta Francisco Moina, presidente de la Junta Parroquial de Pistishí.

La primera acción fue la capacitación para los prestadores de servicios turísticos. Nueve mujeres fueron seleccionadas para aprender sobre atención en cafeterías y preparación de alimentos; otros 17 jóvenes y adultos se preparaban como guías nativos.

Rosa Sauce fue una de las fundadoras de la iniciativa. Todo porque la situación económica era desesperante, dependían únicamente de la agricultura y como no tenían agua, ganaban muy poco con la producción.