Las movilizaciones continúan en Quito y otras ciudades del país
Transportistas del país mantienen este viernes 4 de octubre del 2019, por segundo día consecutivo, un paro en protesta por el alza de los precios de combustibles, que ayer, 3 de octubre, derivó en choques violentos con la policía y llevó al gobierno a declarar el estado de excepción.
Quito, con alrededor de 2,7 millones de habitantes, permanece sin el servicio de buses y taxis, observaron periodistas de la AFP .
Personas caminaban desde temprano hasta las estaciones del sistema municipal de transportación, que resultaba escaso para movilizar a la gente entre el norte y sur de la ciudad.
“A medida que las horas del día pasen, vamos a tener una situación mucho más controlada y mucho más segura para que las actividades normales se vuelvan a desempeñar”, manifestó el ministro de Transporte, Gabriel Martínez.
La falta de buses y taxis también afectaba a otras importantes ciudades como Guayaquil y Cuenca, según imágenes retransmitidas por la televisión.
“Ratificamos continuar con la medida indefinidamente”, declaró ayer por la noche Carlos Brunis, líder de los taxistas de Quito.
Ante la protesta de transportistas, a las que se sumaron otros sectores como de estudiantes universitarios en rechazo a las alzas de hasta 123% en el diésel y gasolina corriente, el gobierno extendió hasta este viernes 4 de octubre la suspensión de clases.
Las manifestaciones se tornaron violentas ayer en los alrededores del Palacio de Gobierno en Quito y el Ejecutivo decretó el estado de excepción por 60 días, con lo que militares se movilizaron para restablecer el orden.
El primer día de protestas dejó 35 heridos, entre ellos 21 policías, y 277 detenidos a nivel nacional, de acuerdo con autoridades.
El ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, dijo hoy que uniformados “han sido objeto de ataques” por parte de manifestantes y que su “responsabilidad está justamente en restablecer el orden y la paz” tras los hechos de “vandalismo” de ayer, jueves.
El gobierno del presidente Lenín Moreno, que afronta problemas financieros, eliminó los subsidios a los combustibles, por lo que ayer aumentaron los precios del galón americano de diésel de USD 1,03 a 2,30 y de gasolina corriente de 1,85 a 2,40.
Organizaciones de indígenas y sindicales también prevén protestar contra esa medida y otras reformas laborales y tributarias que el Ejecutivo promueve en función de un acuerdo con el FMI, que le permite acceder a préstamos por 4.209 millones de dólares.
