El monumento de Martí, un sitio icónico
Por Richard Jiménez
En el Distrito Metropolitano de Quito hay redondeles que se han convertido en puntos icónicos de la ciudad. Varios de estos sitios hacen gala de un característico monumento o infraestructura que los vuelve un lugar de referencia para cualquier encuentro.
Por nombrar algunos: el redondel de El Condado, frente al centro comercial del mismo nombre; el redondel de El Ciclista, vecino del complejo UDLA Park; la Plaza Artigas, en la Av. 12 de Octubre; la Plaza Brasilia, colindante al Coliseo Rumiñahui; el redondel de La Villaflora, que también es una parada del Trolebús; el redondel de La Atahualpa, con su característica efigie inca.
Uno de estos icónicos redondeles es el que está ubicado en medio de la Av. América, Av. Mariana de Jesús y Av. Atahualpa. Mismo que está coronado, desde hace 23 años, por un monumento en honor al héroe y prócer cubano José Martí.
Inauguración del monumento
El jueves 1 de febrero de 1990, con presencia de las autoridades de aquel entonces, encabezadas por el alcalde de Quito, Rodrigo Paz Delgado; y el ministro de Cultura cubano, Armando Hart, se procedió a inaugurar un complejo escultórico en la Av. América y Av. Mariana de Jesús. En el acto también estuvieron el embajador de Cuba, los ministros de Educación y de Trabajo de Ecuador, intelectuales y estudiantes de varios colegios de la ciudad.
El contratista de la obra fue Antonio Segovia, mientras que el autor de la misma fue el arquitecto cubano Fernando López, y los encargados de la parte escultórica, también cubanos, fueron Sergio Martínez y Enrique Angulo. La construcción se la llevó a cabo con el trabajo de 70 obreros.
El arte detrás del monumento a Martí
De acuerdo con una publicación histórica de diario El Comercio, en la que se informa acerca de la inauguración del monumento, la inmensa escultura es de acero inoxidable, conformada por planchas elaboradas en Cuba y cuyo peso aproximado, en total, es de 20 toneladas.
El conjunto escultórico comprende cuatro módulos sostenidos por un pabellón de 15 metros, espacio en donde está grabada, en bajo relieve y en cobre, la imagen de José Martí. Según el autor de la obra, Fernando López, el pabellón simboliza a Cuba y los módulos de la parte superior, que forman la estrella ‘martiana’, a todos los pueblos latinoamericanos hermanados entre sí.
Por su parte, el escultor, Enrique Angulo, explicó que la obra tiene movimiento y mucho juego de espacio y de los planos. Tal es así que, cuando el sol se ubica perpendicularmente, la estrella ‘martiana’ se refleja en el piso.
El conjunto cierra con una frase de Martí grabada en una columna: “Es la hora y de la marcha unida y hemos de andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes”.
Mire más noticias en: https://www.elcomercio.com/ultima-hora/
