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19 de diciembre de 2019 10:28

Monjitas del monasterio de Santa Clara muestran su pesebre antiquísimo

El Belén de las clarisas ocupa un área de unos 35 m². Foto: Betty Beltrán / ÚN

El Belén de las clarisas ocupa un área de unos 35 m². Foto: Betty Beltrán / ÚN

Redacción Últimas Noticias
(I)

Llegó el día para conocer el Belén de las monjitas del monasterio de Santa Clara, aquel que está ubicado en la esquina de las calles Cuenca y Rocafuerte, en el Centro Histórico de Quito. Mirarlo será un privilegio, pues es una joya patrimonial de 350 años que nunca antes ha estado expuesto al público.

Estará pilas con los días y horas de apertura. Desde este jueves 19 hasta el domingo 22 de diciembre del 2019, entre las 09:00 y 12:00, se permitirá el paso del público para que admire este pesebre especial. La entrada sí tendrá un costo, que es de USD 2. Irá con los guaguas, es bien alhaja.

Tras la Nochebuena, del 26 al 29 de diciembre, se volverán a abrir las puertas de la casa de las clarisas, pero de 15:00 a 17:00.

Y para los que no puedan ir este año, una tercera temporada se activará del 2 al 5 de enero del 2020, de 15:00 a 17:00. Y de ahí sí, no habrá más recorridos.

El Belén barroco de las monjitas es grande, asentado en un espacio de unos 35 m². y no faltan las escenas históricas y costumbristas. Es más, según Raúl Codena, director del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), es uno de los más completos que alberga el Centro de Quito.

El monasteerio de Santa Clara está en las calles Cuenca y Rocafuerte.

El monasterio de Santa Clara está en las calles Cuenca y Rocafuerte.

No se sabe con exactitud cuántas piezas tiene este nacimiento con personajes costumbristas del siglo XVII. La hermana Elena, encargada del cuidado, asegura que las piezas están organizadas según las escenas de la Biblia. O sea, la creación, con el paraíso terrenal y en donde Eva y Adán son los protagonistas, también están la serpiente y la manzana.

Unos pasos más adelante está la historia del profeta Daniel, arrojado al pozo de los leones; le sigue el del Rey Herodes con Salomé; la casa de Santa Isabel y la Virgen María; la Anunciación de María; el taller de San José; los reyes magos; el templo de Jerusalén.

No falta la escena del Niño Jesús predicando a los doctores; también la huida a Egipto…

En otro costado se representa a las comerciantes de mercados, y otros personajes de la ciudad de antaño.

Para que sea posible la exposición de este Belén de más de tres siglos, fue necesario que el IMP se apersone e instale alrededor de esa maravilla una vitrina hecha con vidrio templado. Con ello se asegura que las piezas no sean tocadas o, peor, sustraídas.

Dicho esto, no será malito, irá a la casa de las clarisas a mirar “el gran misterio de amor, de lo contrario no se entenderá lo que es la Navidad”, según apunta monseñor Alfredo Espinoza, arzobispo de Quito.

El prelado aprovechó para insistir a los quiteños en que “la Navidad es la oportunidad para construir caminos nuevos, en unidad y con justicia”.