A la memoria del memorioso Jorgito Ribadeneira
Vea, Jorgito, de lo que me vengo a enterar”, le digo con tono bien apastusado. “¿De qué?”, me dice con esa voz fuerte, en perfecto quiteño. “Que usted no ha sido de Quito, pues. Guarandeño ha sido”.
Entonces, usó esa palabra que siempre abría la puerta a historias imperdibles: “Verás...” -dijo, acomodándose el pelo y sonriendo ya antes de contar su cuento- “lo cierto es que allá, en una casa de Guaranda, hay una placa que dice: ‘Aquí nació el periodista quiteño Jorge Ribadeneira’”. Me da unos segundos para que yo entienda el chiste, y suelta la carcajada.
Así era el Jorgito. O es. Porque su deceso, acaecido ayer, 29 de enero del 2020, a sus 89 años de edad por complicaciones en su salud, no logrará que su sinigual personalidad ni su trabajo sean olvidados.
El olvido no cuadra con una persona de una memoria tan extraordinaria. Una que lo recordaba todo a través de anécdotas.
“Jorgito, ¿desde cuándo es periodista?”, le pregunté alguna vez. “Verás. Desde 1956, cuando tenía 26 años, trabajé en Diario del Ecuador. Tres años después, don Cesitar Larrea, el jefezazo de Últimas Noticias, me llamó para trabajar ahí. Así que fui donde mi jefe. Acholado le dije que me disculpara, que me iba a El Comercio. Entonces me dijo, ‘Tranquilo, lo felicito... ¿no me podrá ir llevando?”.
Y con ese estilo de historias, que él vio, protagonizó o investigó, imprimió su estilo particular en su fructífero trabajo: Jorgito dedicó 60 años de su vida al periodismo, hasta apenas un par de años. En El Comercio pasó por todas las funciones: cronista, jefe de Redacción, director adjunto y director de Últimas. Fue periodista, articulista, editorialista.
Estuvo en momentos claves. Escribió los llamados a la Serenata Quiteña, en noviembre y diciembre de 1959, que derivó en las actuales Fiestas de Quito. En febrero de 1960, él y Aníbal Araujo, su jefe en la sección deportiva de Últimas, organizaron la Marathón de los barrios quiteños. Hoy es la gigantesca Quito-Últimas Noticias 15K.
Cubrió a la Selección de Brasil en el Mundial de 1970. Caballeroso, solo se guardó la noticia de que Pelé un día se fue con una prieta de Guanajuato...
Cubrió el Mundial de Corea-Japón, en 2002, cuando Ecuador clasificó por primera vez.
Estuvo en las Olimpiadas de Munich de 1972 (cuando el secuestro de los israelitas por un comando palestino, aunque esa noticia se la contaron desde Quito...) y en la de Atlanta de 1996, cuando Jefferson Pérez ganó la medalla de oro. Cubrió las negociaciones de paz con el Perú, la caída de Mahuad...
Con su estilo coloquial contó el lado B de la historia. Quizá el mejor, el real, el humano.
Hasta siempre, maestro.
Las condecoraciones
Premios. Su trayectoria periodística fue reconocida por el Estado en dos ocasiones. En 2002, Gustavo Noboa le otorgó la Orden Nacional al Mérito, en Grado de Comendador. En 2006, Alfredo Palacio le otorgó la misma presea en Grado de Oficial.
Hoy, las honras fúnebres
Redacción Últimas Noticias (I)
Jorge Ribadeneira Araujo es velado en una sala del Camposanto Jardines del Valle, en Cashapamba, en Los Chillos.
La ceremonia religiosa será hoy, 30 de enero del 2020, a las 12:00, en el mismo lugar. A las 13:00 será su cremación. Este Diario se solidariza con su familia, en especial con su esposa, Teresita Carrión, con quien se casó en 1962.
Muchos recordaron sus libros, nueve en total, donde se expresa con toda su fuerza su estilo de anécdotas.
Entre esas obras están: ‘Tiempos idos’ (1988), ‘Con Pelé, Fidel y Rolando’ (1993), ‘‘El Comercio: 100 años de historia y testimonios’ (2006), ‘60 anécdotas quiteñas’ (2009), ‘Fiesta en las calles’ (2015) y ‘Del básquetbol al periodismo’, de Jaime Naranjo con colaboración de Jorgito (2018).
