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27 de septiembre de 2017 08:40

Médico del barrio anidó en el sur

El doctor Marco Ochoa muestra las 5 zonas de Chimbacalle. Foto: Betty Beltrán / ÚN

El doctor Marco Ochoa muestra las cinco zonas de Chimbacalle. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán

Hace año y medio, los vecinos del sector de Chimbacalle ya cuentan con su médico de cabecera, el de confianza. Y es literal porque el doctorcito del Centro de Salud, como así lo llaman, va hasta la casa de sus pacientes y le dicen, cara a cara, “vea ‘doc’, me duele aquí”.

Un día a la semana, el galeno sale, con maletín en mano, a golpear los portones de los vecinos que andan malitos de salud. Siempre va en compañía de un odontólogo, una enfermera y cuatro o cinco estudiantes de último año de Ciencias Médicas de la Universidad Central.

Como la zona es amplísima, con 45 000 habitantes, se la ha dividido en cinco sectores. Y cada uno tiene a su equipo de atención. El sector 1 incluye El Camal y sus alrededores; el 2, el barrio Los Andes y más; el 3, la Ciudadela México; el 4, Luluncoto; y el 5, Chiriyacu Bajo.

La ayuda llega diligente, porque la consigna es no esperar a que la persona que requiere atención vaya al Centro de Salud a esperar su turno, sino que el equipo se acerca a la comunidad. Pero ojo, no va a la sordina, a lo ciego. Previamente se identifica a la población vulnerable.

¿Cómo se hace? Se ubica a las familias de riesgo, aquellas con niños desnutridos, quizá con madres embarazadas sin controles mínimos o con personas con discapacidad, indica Marco Ochoa, director del Centro de Salud de Chimbacalle (ubicado en las calles Juan Borgoñón s/n y Juan del Alcázar).

Esta unidad es de tipo C; o sea, un establecimiento del Sistema Nacional de Salud que presta servicios en medicina y enfermería en general, odontología, psicología, gineco-obstetricia, pediatría, obstetricia, nutrición, maternidad de corta estancia, emergencia; incluso cuenta con farmacia institucional y laboratorio de análisis clínico.

Con la estrategia de llevar al médico al corazón de los barrios, cada vez hay menos niños desnutridos. No se exagera: hace año y medio, en el sector 3 se identificaron 20 casos con desnutrición grave y actualmente no hay ningún pequeño.

Y ¿cómo se hace el seguimiento? Con el tarjeteo, explica Islandia Cola, trabajadora social del Centro de Salud. En las ranuras se ubican las tarjetas con el tipo de problema que tiene una persona y su familia. También se hace una ficha familiar y se anotan los riesgos sociales, biológicos, sanitarios, para luego ayudar con un plan de trabajo.

A más de hacer ese seguimiento, se procura trabajar en prevención. Lo más importante: que la comunidad ayude a identificar a los pacientes en riesgo. Se lo hace a través del boca oreja de los integrantes del Comité Local de Salud, que está conformado por representantes de clubes, organizaciones, líderes barriales y comités barriales. Entre todos se conectan en un grupo de WhatsApp.

Germán Guarderas, el médico del sector 3, señala que los adultos mayores con enfermedades crónicas no transmisibles también tienen prioridad, incluso aquellos con tratamientos paliativos (que tienen una esperanza de vida de hasta seis meses) y de largo plazo (personas con discapacidad extrema). A ellos se los visita cada semana.

Este sector, que abarca la Ciudadela México, lleva la delantera. Hace poquito incluso se acondicionó un consultorio en el mercado de Chimbacalle, para dedicar un día al mes a la atención de la comunidad.