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30 de octubre de 2020 11:20

El mazapán revive en Difuntos 

Galo Yépez con la artesana Olga Reza. Fotos: Cortesía de Diálogos de Masapán

Galo Yépez con la artesana Olga Reza. Fotos: Cortesía de Diálogos de Masapán

Ana Guerrero. (I)

Las artesanas de la ‘Época Dorada’ comparten sus conocimientos, anécdotas e historias. Son mujeres que conservan una tradición que nació hace más de 500 años. Ellas son parte de la propuesta ‘Diálogos de Masapán’.

Los promotores de la iniciativa son Galo Yépez y Sabrina Villarreal. Ambos se lanzaron a recopilar información y destacar la labor de las artesanas de Calderón.
Yépez es hijo de Zoila Pozo, una de las mujeres de la época dorada. Comparte que en la investigación se toparon con que esa práctica se escribe con s (porque viene de masa de pan) y no con z, como se la difunde. De ahí que bautizaron al proyecto considerando esa forma de escritura.

Pero en el diccionario de Español Ecuatoriano, de Fernando Miño Garcés, se la reconoce como ‘mazapán’. Lo propio ocurre en la ficha del Sistema de Inventario del Patrimonio Cultural Ecuatoriano.

Las artesanías de mazapán son una manifestación que se deriva de una tradición Andina. Los indígenas desenterraban a sus difuntos y en familia degustaban los alimentos que al fallecido le apetecían en vida. Luego lo volvían a enterrar.

Cuando llegaron los españoles, prohibieron la práctica, así que los indígenas crearon una figura de pan, llamada guagua de rabo. La enterraban hasta la mitad, donde descansaba el difunto. No faltaba la comida y la colada hecha con maíz morado. La tradición se ha mantenido hasta ahora, cada 2 de noviembre.

Alrededor de 1938, detallan Villarreal y Yépez, se abrieron talleres artesanales en Calderón. Se empezaron a crear figuras de danzantes, capariches, yumbos y más.
Y a mediados de los 80 llegó la porcelana fría, más fácil de elaborar, con maicena y pega. Aunque se popularizó, los artesanos no podían bordar detalles como lo hacían con la práctica inicial, en que se usaba, incluso, una espina de penco.

En la técnica pionera hasta los más pequeños detalles son bordados a mano. En eso se destacan las 10 mujeres, de entre 70 y 86 años, que participaron en ‘Diálogos de Masapán’.

Se trata de Blanca Erazo, Blanca Suárez, Zoila Pozo, Olga Reza, Elvia Cano Sevilla, Carmelina Pozo, Cecilia Barros, Isabel Pozo, Mercedes Suárez (recién fallecida) y Alicia Cisneros.

Villarreal elaboró una guagua de un metro y las mujeres fueron poniendo su huella, adornando la figura como en la época dorada. Los promotores fueron por cada casa.

Blanca Erazo con la guagua casi completa.

Blanca Erazo con la guagua casi completa.

En ese camino, que tomó unos dos meses, se estableció un diálogo entre las damas, pues donde se quedaba la una, la otra seguía la tarea. Y, así, compartieron sus anécdotas.

Blanca Erazo, por ejemplo, relató que nació en Calderón, en 1938. Empezó en la tradición desde muy niña, luego aprendió con Margarita Reza y se perfeccionó en diseños como llamas, tortugas, loros, garzas y borregos. Sus creaciones no solo se quedaron en la parroquia, en su propio almacén, sino que llegaron a otros puntos del país.

Zoila Pozo empezó en el arte hace 60 años. Aprendió a los 10, con su prima Orfelina Quirola. A los 13, la señora Luz Carvajal vio su habilidad y la llevó al taller de Margarita Reza. En su taller ha sido maestra y ha dado trabajo a muchos.

El 2 de noviembre la guagua será parte de un evento, desde las 09:00, que arrancará en la plaza de Calderón Central y pasará por las plazas de las comunas de las parroquia. Se transmitirá por las páginas de Facebook de los organizadores y del Encuentro de Arte y Comunidad Al Zurich.

Zoila Pozo Quirola le da sus toques a la muñeca.

Zoila Pozo Quirola le da sus toques a la muñeca.