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25 de junio de 2019 15:25

Maltrato a niños en la frontera pone bajo la lupa la política migratoria de Trump

Informes de ONG's incluyen desde niños sin atención médica adecuada hasta la falta de camas, que obliga a muchos a dormir sobre el piso de cemento. Foto: AFP

Informes de ONG's incluyen desde niños sin atención médica adecuada hasta la falta de camas, que obliga a muchos a dormir sobre el piso de cemento. Foto: AFP

Agencia AFP

Hacinamiento, falta de higiene y de colchones: la visita de una ONG a un centro de la policía fronteriza estadounidense en Texas donde estaban detenidos más de 250 niños volvió a colocar en el tapete el trato que reciben los menores que ingresan ilegalmente a Estados Unidos.

Y en medio de la polémica, John Sanders, jefe de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), principal funcionario de control fronterizo de Estados Unidos, renunció al cargo, según los medios de comunicación.

Sanders, quien detentaba el cargo desde abril, dejará su puesto el próximo 5 de julio, según oficiales del gobierno citados por The New York Times.

El Departamento de Salud de Estados Unidos (HHS) anunció el lunes 24 de junio del 2019 que 249 niños que se encontraban en el centro de Clint, cerca de la ciudad fronteriza de El Paso, en Texas, “deberán estar bajo custodia del HHS el martes”, informó CNN.

En un informe publicado el jueves 20 de junio, la organización Human Rights Watch (HRW) denunció la situación deplorable de los menores allí alojados, niños migrantes que viajaban solos o que fueron separados de sus familiares por las autoridades.

Las irregularidades incluyen desde niños sin atención médica adecuada hasta la falta de camas, que obliga a muchos a dormir sobre el piso de cemento, apenas protegidos por mantas de emergencia.

Clara Long, investigadora de HRW, en la crónica de su visita al centro de detención en Clint, dio testimonio: “Ante mí, (aparece) un niño de tres años con el pelo enmarañado, tos seca, pantalones embarrados y ojos que se cierran por el cansancio”.

El niño, que cruzó la frontera junto a un hermano de 11 años y a un tío de 18, llevaba tres semanas detenido. Separado del tío mayor de edad, se encontraba al cuidado de su hermano mayor.

Según el informe de HRW, los niños que aguardaban en Clint “no tienen acceso a duchas ni ropa limpia”. Algunos de los menores declararon que no han podido bañarse “en semanas”. Un grupo de menores a los que la ONG no pudo entrevistar se encontraba en cuarentena por gripe, en celdas especiales.

Sarah Fabian, abogada del Departamento de Justicia, justificó la semana pasada en una audiencia en San Francisco la falta de elementos de higiene como jabón y cepillos de dientes, alegando que no constituían un requerimiento para unas condiciones de detención “seguras y saludables” según las leyes que protegen a menores no acompañados.

Las declaraciones de Fabian en defensa del gobierno generaron un escándalo. La joven representante demócrata Alexandria Ocasio-Cortez, por ejemplo, comparó a los centros de detención con “campos de concentración” gestionados por una administración “fascista”.

Incluso ciudadanos estadounidenses que sobrevivieron al cautiverio en manos de piratas de Somalia o talibanes afganos criticaron al gobierno diciendo en Twitter que hasta sus captores les habían proporcionado elementos para el aseo.