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23 de agosto de 2021 18:58

A las puertas de la reparación

El templo de las agustinas está ubicado en la calle Benalcázar, entre Carchi  y Galápagos. Foto: Cortesía Municipio de Quito

El templo de las agustinas está ubicado en la calle Benalcázar, entre Carchi y Galápagos. Foto: Cortesía Municipio de Quito

Betty Beltrán

Unas más bellas que otras, pero todas guardan tras de sí una parte de historia de la ciudad. Son de madera, metal y piedra; están bellamente adornadas y son verdaderas obras de arte.

Estamos hablando de las puertas del Centro Histórico, en especial las de los templos católicos.

Hace unos días, el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) comenzó el trabajo de mantenimiento de tres de las más bellas, de igual número de monasterios: agustinas, catalinas y Carmen Bajo.

Son tan lindas que hasta han merecido libros dedicados a ellas. El poeta y escritor Julio Pazos escribió, en el 2019, el libro ‘26 puertas patrimoniales de Quito’. Allí da cuenta del valor histórico de esas monumentales obras y a las que muchas veces no se les pone mucha atención.

Las puertas del convento del Carmen Bajo están en la Venezuela y Olmedo. Foto: Cortesía Municipio de Quito

Las puertas del convento del Carmen Bajo están en la Venezuela y Olmedo. Foto: Cortesía Municipio de Quito

La intervención consiste en el mantenimiento de las dos puertas de ingreso de la iglesia Santa Catalina de Siena, aquella ubicada en la esquina de las calles Espejo y Flores. Data del siglo XVI y es uno de los cinco monasterios de clausura más antiguos de la ciudad.

También se incluyó la intervención de la puerta de ingreso principal de la iglesia en el convento de las Agustinas de la Encarnación, localizada en la esquina de la Benalcázar, entre Galápagos y Carchi.

El templo está en la loma de San Juan y las religiosas agustinas contemplativas lo habitan desde 1877.

El monasterio posee un balcón con una vista privilegiada de todas las iglesias del Centro; además, se pueden apreciar -en el norte y sur de la ciudad- las montañas que cobijan a Quito.

En el proyecto de rescate del patrimonio se sumaron las dos puertas de ingreso de la iglesia en el monasterio del Carmen Bajo (Venezuela y Olmedo). El complejo arquitectónico carmelita se extiende sobre unos 5 400 metros cuadrados, y deja ver dos claustros de dos pisos: el de los Naranjos y el de la Magnolia.

El convento de las catalinas está en la calle Espejo y Flores. Su puerta también es restaurada. Foto: Cortesía Municipio de Quito

El convento de las catalinas está en la calle Espejo y Flores. Su puerta también es restaurada. Foto: Cortesía Municipio de Quito

El Carmen Bajo o Moderno, según consta en los libros del monasterio, fue abierto en 1745.

Las carmelitas ya se habían instalado en Latacunga durante el siglo XVI, pero el terremoto de 1698 las hizo emigrar a la capital de la Real Audiencia de Quito.

Raúl Codena, director del IMP, dijo que era necesaria la intervención porque las puertas estaban bastante deterioradas. El trabajo es muy cuidadoso, porque son verdaderas obras de arte y la intervención es integral.

Se arrancó con el mantenimiento, lacado y tratamiento especializado en restauración. Aquello permitirá su conservación frente al paso del tiempo y, claro, el esmog, la lluvia y demás factores que van dañando estos espacios.

Cada puerta tiene su singularidad, pero Codena se queda con las del Carmen Bajo, a las que cataloga como las mejores del Centro por su estilo mudéjar y los sellos del obispo Cuero y Caicedo, uno de los benefactores del monasterio.

Estos trabajos se extenderán hasta mediados de septiembre; sin embargo, anotó Codena, estas obras forman parte del gran plan de mantenimiento del espacio público del Centro Histórico que se prolongará hasta julio del próximo año e incluye imagen urbana, iluminación y bacheo.