La historias tras la estatua de Sucre, en el Centro
Por Richard Jiménez.
La Plaza de Santo Domingo, también conocida como Plaza Sucre, constituye uno de los lugares más visitados del Centro Histórico de Quito. Teniendo al fondo a la iglesia y convento de la comunidad dominica, exhibe en un sitio preferencial la icónica estatua en honor al mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre.
Origen del monumento
Desde que se conoció acerca del deceso de Sucre, quien fuera asesinado en las montañas de Berruecos, próximas a San Juan de Pasto (4 de junio de 1830), se pensó en perpetuar la memoria del vencedor de la Batalla de Pichincha con una estatua en Quito.
En 1874, el Concejo Municipal de la capital firmó un contrato con el escultor español, José González Jiménez, para que trabajara en un modelo hecho por el propio escultor; sin embargo, la empresa no prosperó al no haberse encontrado un material adecuado para la hechura.
Fue diseñada por un escultor francés
Para 1887, la Corporación Municipal se dirigió a Clemente Ballén, cónsul en ese entonces del Ecuador en París, para encargarle que la estatua de Sucre se la hiciera en Francia.
Le fueron enviados los fondos y un diseño hecho por el ingeniero Gualberto Pérez. Se sabe que, una de las principales financistas fue María Rosa Carcelén de Guevara y Larrea-Zurbano, hermana de la Marquesa de Solanda y cuñada de Sucre. Finalmente, Ballén encargó la obra al famoso escultor francés Alexandre Falguière.
Entre los monumentos más importantes de Falguière están el del almirante Courbet, en Abbeville (1890); el monumento a Juana de Arco; el del cardenal Lavigerie; el del General de Lafayette (en Washington, DC) y el monumento a Pasteur (1900). También destacan sus estatuas de Alphonse de Lamartine (1876), de San Vicente de Paul (1879) y la de Honoré de Balzac (1902).
Arribo de la estatua de Sucre
El monumento de bronce llegó primero al puerto de Guayaquil, después se lo trasladó a la ciudad de Ambato, para luego ser movilizado a Quito, en donde se lo esperaba para la inauguración, planificada para el 10 de agosto de 1892.
Previamente, el pedestal sobre el que se erigió la estatua fue construido por el arquitecto alemán Francisco Schmidt.
Eventos por la inauguración
Las fiestas de inauguración duraron tres días. El 9 de agosto de 1892 se efectuó la premiación a los ganadores de la Primera Exposición Nacional, promovida por Antonio Flores Jijón y que había comenzado el 24 de mayo del mismo año, como parte de los festejos por la Batalla de Pichincha.
Al siguiente día, según una publicación histórica de diario EL COMERCIO, la ciudad de Quito despertó por unas salvas de artillería del otrora fortín del Panecillo. A la una de la tarde partió una marcha conformada por miembros de las Fuerzas Armadas, ciudadanos, estudiantes, delegados de los municipios, miembros del Concejo de Quito y del Gobierno Nacional, diputados, delegados del Cuerpo Diplomático y representantes de los gobiernos de Bolivia, Colombia, Perú y Venezuela.
Los discursos fueron pronunciados por el presidente de la República de ese entonces, Luis Cordero, quien entregó la obra; por el expresidente Antonio Flores Jijón; por un ministro de Colombia, Francisco de Paula Urrutia; y por el presidente del Concejo Metropolitano de Quito, José María Bustamante.
El 12 de agosto de 1892, las Fuerzas Armadas ecuatorianas organizaron un desfile que partió del Palacio de Gobierno, hasta la Plaza de Santo Domingo. Ese día hablaron el general José María Sarasti y el coronel Ángel Polibio Chávez.
Los restos de Sucre están en La Catedral
Desde 1933 y hasta la fecha, los restos de Antonio José de Sucre reposan en un mausoleo en La Catedral Primada de Quito, en la Plaza Grande. Además, sus restos son resguardados por el Batallón Libertario. Pueden ser visitados como parte de los recorridos turísticos que ofrece el lugar.
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