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2 de agosto de 2017 11:54

Lo que no le contaron del 2 de Agosto en Quito

Este 2 de agosto se cumple un aniversario más de la masacre de los precursores del Primer Grito de la Independencia. Foto: Archivo

Este 2 de agosto se cumple un aniversario más de la masacre de los precursores del Primer Grito de la Independencia. Foto: Archivo

Redacción Últimas Noticias

Un prócer se salvó al esconderse en Santa Catalina. Además, conozca el sepulcro de los mártires. Narraciones que no te dijeron de el 2 de Agosto, una fecha importante en la historia capitalina.

La virgen que salvó a José 

Corría despavorido por las estrechas calles de Quito. Era la tarde del 2 de agosto de 1810 y José Ascásubi Mateu huía de la matanza de los patriotas, y no encontró un mejor lugar para esconderse que el convento de Santa Catalina de Siena, que data del siglo XV (calles Flores y Espejo).

La capilla pasa cerrada; se abre para rezar. Foto: Betty Beltrán / ÚN

La capilla pasa cerrada; se abre para rezar. Foto: Betty Beltrán / ÚN

207 años después de ese hecho, Sor Mercedes Quintana, la religiosa encargada del museo del monasterio, habla de aquel día. Cuenta que, según los documentos históricos, el patriota se ocultó en lo que en aquel entonces era la portería.
Tras de él venía un hombre con machete en mano; la soldadesca realista estaba masacrando a los patriotas del 10 de agosto de 1809 y al pueblo que salió en su defensa.

Así que, explica la religiosa, Ascásubi no atinaba en dónde ocultarse. Hasta que, en medio de su carrera, observó una puerta abierta en el convento y entró: concretamente se ocultó en una alacena que estaba empotrada en una de las paredes.

Mientras aguardaba el machetazo, el prócer pidió a la Virgen del Rosario que le favorezca en esos minutos. E inexplicablemente, el iracundo hombre del machete no lo pudo encontrar, pese a que la alacena no tenía ninguna clase de picaporte u otra seguridad.

Tiempo después, el prócer quiteño mandó a levantar, en la esquina norte, una capilla dedicada a Nuestra Señora del Rosario o Virgen del Rosario, por el milagro de salvar su vida y no morir asesinado el aquel fatídico 2 de agosto de 1810.

En la actualidad, ese lugar solo se abre cada 2 de agosto; también cuando los fieles de la Virgen solicitan el espacio para hacer una novena, añade Sor Mercedes. El altar de dimensiones pequeñas también tiene dos imágenes más de los santos de la Orden Dominica en el Ecuador.

El monasterio ocupa tres cuartas partes de la manzana, en San Marcos, en un área de 8 500 metros cuadrados, circundada por las calles Espejo al norte, Flores al oeste, Montúfar al este y Junín al sur.

Desde hoy, entre las 10:00 y las 17:00, podrá ingresar a la capilla que mandó a levantar el patriota. El ingreso será gratuito y de paso habrá un guía para recordarle que en ese sitio salvó su vida José Ascásubi Mateu, gracias a la divina providencia de la Virgen, insiste Sor Mercedes.

La religiosa, con un hábito blanco y negro, se esmeraba ayer a media mañana colocando un afiche para que la gente de Quito ingrese al sitio y recuerde que el prócer se salvó con las uñas de una muerte segura. Un gran número de sus compañeros no tuvo esa suerte.

La cripta de próceres  y el pueblo

Desde el 2010, el Centro Cultural Metropolitano organiza, cada 2 de agosto, el “Rojo Estigma”, una reflexión y homenaje a los próceres asesinados el 2 de agosto de 1810.

Y aquellos que deseaban participar de esas rutas, debían llevar una rosa roja. Esa era una suerte de entrada y luego participar de varias visitas, desde la escena de la masacre, ubicada en el subsuelo del Museo de Cera Mena y Caamaño, hasta la cripta de la Sala Capitular del convento San Agustín, incluso del convento de Santa Catalina.

Pero en San Agustín no solo están los restos de los próceres conocidos, también está la del pueblo, rememora María José Galarza, guía del convento.
Es que, como señala, los cuerpos de esas personas quedaron esparcidos por las calles y la Orden Agustina decidió abrir su cementerio y darles sepultura. En aquel momento no se pudo hacer un registro de quiénes eran porque estaban irreconocibles.

Actualmente, solo el 2 de agosto se permite el ingresar a la cripta, y se lo hace desde las 09:00 hasta las 12:00. Durante el recorrido se cuenta cómo funcionaba la cripta y luego, cómo era el enterramiento.

El espacio, en principio, tenía 11 metros de largo y servía para el entierro de religiosos de la Orden Dominica, el proceso de entierro agustino era sin necesidad de un cofre o ataúd, solo el cuerpo con el hábito.

Solo en dos ocasiones la cripta se abrió para un entierro civil: el 4 de enero de 1706 para sepultar al pintor Miguel de Santiago y el 2 de agosto de 1810.
Cuando la comunidad religiosa pensó que era hora de ordenar la cripta, todos los restos que estuvieran abajo se lo mandó a una fosa común de unos tres metros. Luego se selló con una pared de adobe y se construyeron nichos en las paredes laterales para exhumaciones.