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29 de junio de 2020 12:42

Guagua Centros, camino al fin

El 16 de junio del 2020, gente de los Guagua Centros hizo un plantón. Ese día les negaron una acción de protección para evitar el cierre. Foto: Cortesía

El 16 de junio del 2020, gente de los Guagua Centros hizo un plantón. Ese día les negaron una acción de protección para evitar el cierre. Foto: Cortesía

Ana Guerrero. (I)

Algunas de las directoras de los Guagua Centros han optado por trasladar los implementos de los establecimientos a sus hogares, para no seguir sumando la renta. En otros casos, los lugares permanecen con candado por falta de pago del arriendo. A esto se suma la exigencia del salario por parte de las trabajadoras de los sitios.

Este panorama se vive mientras el Patronato San José planteó el inicio del proceso de “composición amistosa”. Esta figura jurídica, indicó la entidad, “busca una terminación de los convenios (mediante los cuales funcionaban los sitios) por mutuo acuerdo, debido a los riesgos sanitarios de ejecutarlos tal como se encuentran planteados”.

Oficialmente estos terminaban a finales de julio. Claro que ya se había notificado la suspensión por la emergencia sanitaria. Sin convenio, en la práctica, no se asignan recursos para su funcionamiento.

Unos 9 000 menores acudían a los centros, 720 educadoras y 360 personas de personal de apoyo. El Cabildo becaba a cada niño. El rubro era USD 173,58 por menor al mes, en 180 establecimientos.

Según Nelson Maldonado, director del Patronato, el presupuesto que fue aprobado para los sitios y que no se usará debe volver al Municipio. El presupuesto total del Patronato fue de USD 30,2 millones; aproximadamente la mitad iba a los Guagua Centros.

El Patronato sustenta la medida en la decisión de la jueza Carla Olalla, de negar la acción de protección planteada por las asignatarias de los centros. Y en que, como menciona Verónica Benavides, asesora de la entidad, el convenio establece que al no asistir los niños por al menos 15 días al mes, no se pueden asignar los recursos.

Tatiana Castro, del lado de los Guagua Centros, alude a que es muy penoso que no se miren el daño y las pérdidas que hay de por medio. Las madres no tendrán dónde dejar a sus hijos, “son pobres y difícilmente podrán pagar un centro privado”.
Castro remarca que las directoras no tienen poder de decisión. Les están pidiendo que acojan la terminación de manera tranquila.

Una de las directoras, que pidió no ser identificada, relata la odisea que viven, pues hay trabajadoras de los centros que ya hablan de demandas contra ellas. La exigencia: que les paguen salarios hasta julio, cuando terminaban los convenios.

En el sitio que ella dirigía atendían a 47 pequeños. El arriendo es de USD 380 y los materiales siguen allí. Claro que en otros casos la renta no baja de USD 500. Recalca que no saben cómo cubrirán los rubros.

Las directoras saben que los niños no pueden ir a los centros por la pandemia. Pero estiman que se debían buscar alternativas.

Maldonado habla de que luego de la emergencia habrá un nuevo modelo de gestión. Aún no se define cuál será. Hasta tanto menciona al programa de nutrición, ‘Chiquitos’, y asistencia a las familias.

El Patronato indicó: “Una vez que la crisis sanitaria sea superada, y que existan las condiciones y las seguridades necesarias, retomaremos la atención a nuestros niños y niñas”.

Hay incertidumbre entre los padres de familia. Se han creado grupos de WhatsApp, como el llamado Taitas de los Guaguas, y han organizado plantones.
Roberto Molina, de San Patricio de Puengasí, es uno de los padres al frente de la defensa de los Guagua Centros. Él y su esposa son comerciantes y sus gemelos asistían a uno de los establecimientos. Se siente decepcionado por el proceder municipal.

Es parte de un grupo de 450 representantes y habla de que les ofrecieron una respuesta. Ahora saben que los centros ya no atenderán. El padre pide que respeten a las trabajadoras y que se le pague el salario de estos últimos meses.
Gabriela Villacís, una de las representantes de las docentes y personal de servicio, habla de que presentarán otras acciones legales. Deja claro que la mayoría de trabajadoras son cabezas de hogar y las están dejando en el desem­pleo. Y gran parte de los representantes se dedica al comercio ambulante, “¿dónde se van a quedar esos niños?”.