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9 de julio de 2019 10:34

En El Inca las cosas tienen una nueva vida

Lorena Loaiza muestra un neceser antiguo que le ofrecieron en su local. Fotos: Galo Paguay / ÚN

Lorena Loaiza muestra un neceser antiguo que le ofrecieron en su local. Fotos: Galo Paguay / ÚN

Ana María Carvajal

Si tiene cosas arrumadas en casa que ya no usa, podría recuperar un poco de su valor y venderlas en los seis locales de segunda mando de la calle De las Gardenias, en El Inca.

En esa zona, los primeros locales abrieron hace cuatro años pero solo en los últimos seis meses, hay dos nuevas comerciantes.

Andrea Muñoz es una de ellas. Primero fue cliente de Sonia Rodríguez, quien la animó a montar su local. “La calle es comercial y es como un centro de acopio”, dice. Para empezar, su familia y amigos le donaron ropa usada y su mamá le prestó plata para comprar estantes.

Con el local busca mejorar la economía familiar, porque su esposo dirige una escuela de música que a veces no tiene muchos alumnos.

En esa calle, pagan desde USD 2 en adelante por una prenda de vestir, dependiendo del estado y la marca. Por los juguetes pueden pagar entre USD 2 y 8, dependiendo del estado en el que llegan y su antigüedad.

Pero los precios no son fijos, porque a veces les llevan cosas que atesoran los coleccionistas y cuestan más. Lorena Loaiza abrió su local al lado, hace un mes. Este negocio es un complemento de su trabajo principal, en bienes raíces.

Dice que está prosperando y ya vendió su primer lote. Ahora planea viajar a Estados Unidos para comprar pacas de ropa usada.

Pero no venden solo eso: tienen teles, radios, máquinas de escribir, neceseres, relojes antiguos. Y si están dañados, los arreglan.

Rosario Piguave muestra una radio Hitachi. Foto: Galo Paguay / ÚN

Rosario Piguave muestra una radio Hitachi. Foto: Galo Paguay / ÚN


Cerca está Rosario Piguave, quien ayuda hace tres meses a María Cedeño, una amiga que tiene su local ahí hace cuatro años.Le ha tocado aprender a negociar, porque la gente que compra ahí le gusta regatear.

Enith Jimenez vive en el sector hace 12 años y siempre que tiene ropa o cosas que ya no usa, las ofrece ahí. “Cuando uno vive arrendando, debe tener solo lo necesario”, dice. La semana pasada, vendió dos pares de zapatos suyos.