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25 de octubre de 2018 10:05

María, una Gepetto de corazón

María Guamán (izq.) junto con sus compañeros, su maestro Julio Bermeo y la directora Carmen Barros. Fotos: Betty Beltrán / ÚN

María Guamán (izq.) junto con sus compañeros, su maestro Julio Bermeo y la directora Carmen Barros. Fotos: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán
(I)

Tiene hábiles manos y buen gusto para hacer los acabados de los muebles, dice su maestro. María Guamán, de 17 años, será la primera graduada en carpintería de la Fundación Sol de Primavera. Mañana, el birrete también lo recibirán sus 5 compañeros del área.

Desde El Panecillo, sector donde vive, va todos los santos días hasta las calles el Placer Oe 10-85 e Isidro para recibir clases; así durante dos años. No le gustaba faltar, solo se ausentó cuando estuvo en sus últimas semanas de embarazo.

Su bebé ya tiene tres meses, y le regalará su título de formación técnico profesional avalado por la Cámara Artesanal de Pichincha. Tras ese logro, dice, ahora quiere culminar el Bachillerato y luego seguir la U.

El viernes 26 de octubre se graduarán los noveles carpinteros, y también los de panadería- pastelería (8 personas) y modistería (5). Y estarán de fiesta porque alcanzar ese logro no fue cualquier cosa. En el proceso hubo acompañamiento social y familiar, terapia individual y vínculo comunitario.

Como resultó ser una alumna aprovechada, María no está quieta en casa y arregla cualquier mueble. Le encanta estar en medio de la caoba, pino, arrayán… y con los formones para dar vida... Como un Gepetto, dice entre risas. Ha hecho cómodas, camas, armarios…

Julio Bermeo, el maestro de la rama de Carpintería, cuenta que a lo largo de los dos años de capacitación los chicos reciben clases teóricas y prácticas (armados lineales y en plancha). También tienen materias complementarias, entre las 08:30 y 14:00, para ofrecer una formación humana y profesional. Al mediodía tienen un almuerzo.

En la Fundación Sol de Primavera también hay graduados en modistería y panadería.

En la Fundación Sol de Primavera también hay graduados en modistería y panadería.

Recuerda que de las siete promociones que hasta la actualidad ha graduado, solo ha tenido una alumna mujer que culminó y terminó el proceso. Hace cuatro años hubo otra pero ella no pudo coronar por situaciones familiares.

La directora de la Fundación, Carmen Barros, hasta llora de la emoción de ver a otra promoción que está a horas de graduarse. En 21 años de trabajo suman 1 200 chicos con títulos artesanales y el viernes la cifra cambiará a 1 219. La población que llega a Sol de Primavera está en una situación de pobreza y extrema-pobreza.

Al inicio se pensó dar una mano a aquellos que habitaban en el Centro de Quito, pero con el tiempo y las aguas llegan hasta de Carcelén, Guamaní, Cugtulagua… Para llegar, hacen hasta dos horas de camino, pero van porque es una opción para adolescentes y jóvenes que les urge una inserción educativa, social y laboral.

En la Fundación se dan modos para satisfacer a su población. Ahora son 75 chicos, de 13 a 21 años. No hay sitio para más. Si desea ayudar puede hacerlo. Una manera es donar materiales de oficina, alimentos, material educativo.

También puede hacer pedidos; por ejemplo, pasteles y bocaditos, muebles de madera. Y si desea realizar un aporte mensual, es bienvenido; o prendas de vestir en buen estado. Los números de contacto: 257 0046 o 228 2589.

Algunos jóvenes que se formaron en Sol de Primavera lograron salir adelante. Está el caso de un chef de un hotel de renombre que cuando llegó a la Fundación era un humilde betunero.

Y hay más ‘soleños’ que lograron ser profesionales y triunfar. María sueña con estar en ese grupo, promete hacerlo porque tiene conocimientos y los principios de la Fundación: solidaridad, amor y cariño.