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21 de mayo de 2018 08:50

70 años de fe a la virgen italiana

El cuadro de la Virgen es una réplica de aquel que está en Pompeya (Italia). La fraternidad la venera en su capilla, ubicada en el interior del noviciado. Foto: Galo Paguay / ÚN

El cuadro de la Virgen es una réplica de aquel que está en Pompeya (Italia). La fraternidad la venera en su capilla, ubicada en el interior del noviciado. Foto: Galo Paguay / ÚN

María Belén Merizalde
(I)

La imagen de la Virgen de Pompeya lució radiante en el altar mayor de la iglesia de Santo Domingo (Centro de Quito).

Ayer, 20 de mayo del 2018, estaba de fiesta, por eso salió de su capilla, ubicada en el interior del convento dominico. En su honor la fraternidad de Damas y Caballeros de Pompeya ofreció una misa.

En las primeras filas del templo se ubicaron los fieles devotos de la Virgen de 1,70 metros de alto por 1 de ancho, pintado por el artista Luis Cadena. Es una copia de la pintura original que está en el santuario de Pompeya (Italia).

Pero a las mujeres y hombres consagrados a la Señora se los distinguía porque en su pecho llevaban su medalla. Su amor y entrega ha perdurado por 70 años.
Yolanda Puruncajas es la presidenta de la congregación desde hace dos años, pero forma parte de ella desde hace 23.

“Mi madre me dijo hace más de 20 años que conozca a la Virgen de Pompeya, porque ella era muy devota, y que cuando la viera me iba a enamorar. Y así fue”, comentó la mujer.

Ahora no solo ella se ha entregado incansablemente a la Virgen. Su esposo, sus tres hijos y su nieto la acompañan todos los sábados a la capilla.

Marcela Ortiz es una de las más antiguas integrantes de la fraternidad. En 1973 llegó a formar parte de ella, luego de leer un anuncio en El Comercio, en donde la presidenta de esa época, Rebeca Dávalos, hacía una invitación a los devotos de la Virgen de Pompeya para integrar la fraternidad.

Gloria Pompeya Mena también ha estado consagrada a la Virgen por más de 40 años. Se siente orgullosa de llevar el nombre de la Señora a la que venera y aseguró que fue gracias a su madre que pudo conocerla.

Teresa Tandalia lleva 10 años en la agrupación y lloró cuando mencionó que “es tan milagrosa que me devolvió la movilidad”.

Hace dos años una enfermedad hizo que la mitad de su cuerpo quedara paralizada y afirmó que fue su enorme fe en la Virgen lo que la hizo recuperarse.

Durante 15 sábados, que inician en enero y culminan en mayo, los miembros de la congregación visitan la capilla de la Virgen y rezan los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos.

Las 45 damas y 6 caballeros que forman la fraternidad también realizar labor social con los más necesitados. Por eso no están dispuestos a desaparecer, su fe trasciende el tiempo y son felices en su capilla, aquella que tiene una decoración contemporánea, hecho por el dominico fray Enrique Mideros, hermano del afamado Víctor Mideros.